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Luneburgo, Alemania

 

Luneburgo, Alemania
(Photo - Date: 13-08-2016 / Time: 15:09:03)

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No confíes jamás en tu enemigo, que cual bronce roñoso, así es su maldad. Aunque se haga el humilde y camine encorvado, mira por ti mismo y guárdate de él. Pórtate con él como el que pule un espejo, sábete que no retendrá hasta el fin su roña. (Eclesiástico 12:10- 12:11)  -  1 / 80.

No le pongas junto a ti, no sea que se te revuelva y suplante tu puesto. No le sientes a tu diestra, no sea que tu asiento pretenda, y que al fin comprendas mis palabras, y te pese al recordar mis consejos. ¿Quién se compadecerá del encantador mordido de serpiente y de todos los que se acercan a las fieras? (Eclesiástico 12:12- 12:13)  -  2 / 80.

Lo mismo le ocurre al que convive con el pecador y comparte sus pecados. Una hora aguantará contigo, mas si te desmandas, no lo soportará. (Eclesiástico 12:14- 12:15)  -  3 / 80.

En sus labios pone dulzura el enemigo, mas en su corazón trama arrojarte a la fosa. En sus ojos lagrimea el enemigo, mas si topa ocasión, no se verá harto de tu sangre. Si los males te visitan, primero que tú le encontrarás allí, fingiendo ayurdarte te agarrará el talón. (Eclesiástico 12:16- 12:17)  -  4 / 80.

Meneará su cabeza, batirá palmas, cuchicheará mucho y mudará de cara.  El que toca la pez, se mancha, el que convive con el orgulloso, se hará como él. (Eclesiástico 12:18- 13:1)  -  5 / 80.

 No tomes sobre ti carga pesada, con el más fuerte y rico que tú no convivas. ¿Por qué juntar cántaro con caldero? Este le chocará y aquél se romperá.  El rico agravia y encima se envalentona, el pobre es agraviado y encima ha de excusarse. (Eclesiástico 13:2- 13:3)  -  6 / 80.

 Si le eres útil, se servirá de ti, si eres torpe, te abandonará.  Si tienes algo, vivirá contigo, y te despojará sin fatigarse él. (Eclesiástico 13:4- 13:5)  -  7 / 80.

 ¿Ha menester de ti? Tratará de engañarte, te sonreirá y te dará esperanzas; buenas palabras te dará y dirá: «¿Qué te hace falta?»  Te avergonzará en sus festines, hasta despojarte dos, tres veces, y para terminar se burlará de ti. Después, si te ve, te dejará a un lado, y meneará la cabeza ante ti. (Eclesiástico 13:6- 13:7)  -  8 / 80.

 Guárdate de dejarte engañar, y de ser humillado por estúpido.  Cuando te llame un poderoso, quédate a distancia, que tanto más te llamará. (Eclesiástico 13:8- 13:9)  -  9 / 80.

No te presentes por ti mismo, no sea que te rechace, ni te quedes muy lejos, para no pasar inadvertido. No pretendas hablar con él de igual a igual, ni te fíes de sus muchas palabras. Que con su mucho hablar te pondrá a prueba, como quien pasa el rato, te examinará. (Eclesiástico 13:10- 13:11)  -  10 / 80.

Despiadado es quien no guarda tus palabras, no te ahorrará ni golpes ni cadenas. Observa y ponte bien en guardia, porque caminas junto a tu propia ruina. (Eclesiástico 13:12- 13:13)  -  11 / 80.

Al oír estas cosas, tenlas presentes aún durmiendo y estáte alerta. Ama a Dios toda tu vida e invócalo para que te salve. Todo animal viviente ama a su semejante, y todo hombre a su prójimo. (Eclesiástico 13:14- 13:15)  -  12 / 80.

Todo animal según su especie se une, a su semejante se adhiere el hombre. ¿Cómo podrá convivir lobo con cordero? Así el pecador con el piadoso. (Eclesiástico 13:16- 13:17)  -  13 / 80.

¿Qué paz puede tener la hiena con el perro? ¿qué paz el rico con el indigente? Caza de leones son los onagros en el desierto, así los pobres son presa de los ricos. (Eclesiástico 13:18- 13:19)  -  14 / 80.

Abonimación para el orgulloso es la humilidad, así para el rico es abominación el pobre. El rico que vacila es sostenido por sus amigos, al humilde que cae sus amigos le rechazan. (Eclesiástico 13:20- 13:21)  -  15 / 80.

Cuando el rico resbala, muchos le toman en sus brazos, dice estupideces, y le justifican; resbala el humilde, y se le hacen reproches, dice cosas sensatas, y no se le hace caso. Habla el rico, y todos se callan, y exaltan su palabra hasta las nubes. Habla el pobre y dicen: «¿Quién es éste?» y si se equivoca, se le echa por tierra. (Eclesiástico 13:22- 13:23)  -  16 / 80.

Buena es la riqueza en la que no hay pecado, mala la pobreza al decir del impío. El corazón del hombre modela su rostro tanto hacia el bien como hacia el mal. (Eclesiástico 13:24- 13:25)  -  17 / 80.

Signo de un corazón dichoso es un rostro alegre, la invención de proverbios es penoso ejercicio.  Feliz el hombre que no se ha deslizado con su boca, ni sufre tormento por la tristeza del pecado. (Eclesiástico 13:26- 14:1)  -  18 / 80.

 Feliz aquel a quien su conciencia no reprocha, y que no queda corrido en su esperanza.  Para el hombre mezquino no es buena la riqueza, para el envidioso, ¿de qué sirve el dinero? (Eclesiástico 14:2- 14:3)  -  19 / 80.

 Quien amontona a expensas de sí mismo, para otros amontona, con sus bienes se regalarán otros.  El que es malo para sí, ¿para quién será bueno? No logrará contento en medio de sus tesoros. (Eclesiástico 14:4- 14:5)  -  20 / 80.

 Nadie peor que el que se tortura a sí mismo, esa es la paga de su maldad.  Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido, al final dejará ver su maldad. (Eclesiástico 14:6- 14:7)  -  21 / 80.

 Malo es el de ojo envidioso, que vuelve su rostro y desprecia a los demás.  El ojo del avaro no se satisface con su suerte, la avaricia seca el alma. (Eclesiástico 14:8- 14:9)  -  22 / 80.

El ojo malo se alampa por el pan, hambriento está en su propia mesa. Hijo, trátate bien, conforme a lo que tengas, y presenta dignamente tus ofrendas al Señor. (Eclesiástico 14:10- 14:11)  -  23 / 80.

Recuerda que la muerte no se tardará, y que el pacto del seol no se te ha revelado. Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con largueza. (Eclesiástico 14:12- 14:13)  -  24 / 80.

No te prives de pasarte un buen día, no se te escape la posesión de un deseo legítimo. ¿No dejarás a otro el fruto de tus trabajos y el de tus fatigas, para que a suertes se reparta? (Eclesiástico 14:14- 14:15)  -  25 / 80.

Da y recibe, y recrea tu alma, que en el seol no se puede esperar buena vida. Toda carne como un vestido envejece, pues ley eterna es: hay que morir. (Eclesiástico 14:16- 14:17)  -  26 / 80.

Lo mismo que las hojas sobre árbol tupido, que unas caen y otras brotan, así la generación de carne y sangre: una muere y otra nace. Toda obra corruptible desaparece, y su autor se irá con ella. (Eclesiástico 14:18- 14:19)  -  27 / 80.

Feliz el hombre que se ejercita en la sabiduría, y que en su inteligencia reflexiona, que medita sus caminos en su corazón, y sus secretos considera. (Eclesiástico 14:20- 14:21)  -  28 / 80.

Sale en su busca como el que sigue el rastro, y en sus caminos se pone al acecho. Se asoma a sus ventanas, y a sus puertas escucha. (Eclesiástico 14:22- 14:23)  -  29 / 80.

Acampa muy cerca de su casa, y clava la clavija en sus muros. Monta su tienda junto a ella, y se alberga en su albergue dichoso. (Eclesiástico 14:24- 14:25)  -  30 / 80.

Pone sus hijos a su abrigo, y bajo sus ramas se cobija. Por ella es protegido del calor, y en su gloria se alberga. (Eclesiástico 14:26- 14:27)  -  31 / 80.

 Así hace el que teme al Señor, el que abraza la Ley logra sabiduría.  Como una madre le sale ella al encuentro, le acoge como una esposa virgen. (Eclesiástico 15:1- 15:2)  -  32 / 80.

 Le alimenta con pan de inteligencia, el agua de la sabiduría le da a beber.  Se apoya él en ella y no se dobla, a ella se adhiere y no queda confundido. (Eclesiástico 15:3- 15:4)  -  33 / 80.

 Ella le exalta por encima de sus prójimos, en medio de la asamblea le abre la boca.  Contento y corona de gloria encuentra él, nombre eterno en herencia recibe. (Eclesiástico 15:5- 15:6)  -  34 / 80.

 Jamás la lograrán los insensatos, los pecadores nunca la verán.  Lejos está del orgullo, los mentirosos no se acuerdan de ella. (Eclesiástico 15:7- 15:8)  -  35 / 80.

 No cabe la alabanza en boca del pecador, porque no le viene del Señor. Que en la sabiduría se expresa la alabanza, y el Señor la guía por buen camino. (Eclesiástico 15:9- 15:10)  -  36 / 80.

No digas: «Por el Señor me he apartado», que lo que él destesta, no lo hace. No digas: «El me ha extraviado», pues él no ha menester del pecador. (Eclesiástico 15:11- 15:12)  -  37 / 80.

Toda abominación odia el Señor, tampoco la aman los que le temen a él. El fue quien al principio hizo al hombre, y le dejó en manos de su propio albedrío. (Eclesiástico 15:13- 15:14)  -  38 / 80.

Si tú quieres, guardarás los mandamientos, para permanecer fiel a su beneplácito. El te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano. (Eclesiástico 15:15- 15:16)  -  39 / 80.

Ante los hombres la vida está y la muerte, lo que prefiera cada cual, se le dará. Que grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder, todo lo ve. (Eclesiástico 15:17- 15:18)  -  40 / 80.

Sus ojos están sobre los que le temen, él conoce todas las obras del hombre. A nadie ha mandado ser impío, a nadie ha dado licencia de pecar. (Eclesiástico 15:19- 15:20)  -  41 / 80.

 No desees multitud de hijos malvados, no te goces en tener hijos impíos.  Aunque sean muchos, no te goces en ellos, si con ellos no se halla el temor del Señor. (Eclesiástico 16:1- 16:2)  -  42 / 80.

 No pongas en su vida tu confianza, ni te creas seguro por ser muchos, que más vale uno que mil, y morir sin hijos que tener hijos impíos.  Pues uno solo inteligente poblará una ciudad mas la raza de los sin ley quedará despoblada. (Eclesiástico 16:3- 16:4)  -  43 / 80.

 Muchas cosas así han visto mis ojos, y más graves aún oyeron mis oídos.  En la reunión de los pecadores prende el fuego, contra la nación rebelde se inflama la Cólera. (Eclesiástico 16:5- 16:6)  -  44 / 80.

 No perdonó él a los antiguos gigantes que se rebelaron fiados de su fuerza.  No pasó por alto al vecindario de Lot, a los que abominaba por su orgullo. (Eclesiástico 16:7- 16:8)  -  45 / 80.

 No se apiadó de la nación perdida, de los que estaban engreídos en sus pecados. Igual trató a los seiscientos mil de a pie que se habían unido en la dureza de su corazón. (Eclesiástico 16:9- 16:10)  -  46 / 80.

Aunque fuera uno solo el de dura cerviz, sería asombroso que quedara impune. Pues misericordia e ira están con El, tan poderoso en perdón como pródigo en ira. Tan grande como su misericordia es su severidad, según sus obras juzga al hombre. (Eclesiástico 16:11- 16:12)  -  47 / 80.

No escapará el pecador con su rapiña, ni quedará fallida la paciencia del piadoso. Para toda limosna tiene él un sitio, cada cual hallará según sus obras. (Eclesiástico 16:13- 16:14)  -  48 / 80.

Todo acto de misericordia prepara el lugar de cada uno, según el mérito de sus obras y según su prudente conducta, durante el paso de esta vida. No digas: «Del Señor me esconderé, y ¿quién allá arriba se acordará de mí? (Eclesiástico 16:15- 16:16)  -  49 / 80.

Entre la gran muchedumbre no seré reconocido, pues ¿qué soy yo en la inmensa creación?» Mira, el cielo, y el cielo de los cielos, el abismo y la tierra serán sacudidos a la hora de su visita. (Eclesiástico 16:17- 16:18)  -  50 / 80.

A una los montes y los cimientos de la tierra bajo su mirada temblarán de espanto. Mas en todo esto no piensa el corazón del hombre, y en sus caminos, ¿quién repara? (Eclesiástico 16:19- 16:20)  -  51 / 80.

Hay tempestad que no ve el hombre, y la mayoría de sus obras se hacen en secreto. «Las obras de la justicia, ¿quién las anuncia? ¿quién las aguarda? ¡Pues la alianza está lejos!» (Eclesiástico 16:21- 16:22)  -  52 / 80.

Esto piensa el ruin de corazón; el estúpido, el perdido, sólo piensa necedades. Escúchame, hijo, y el saber aprende, aplica tu corazón a mis palabras. (Eclesiástico 16:23- 16:24)  -  53 / 80.

Con mesura te revelaré la doctrina, con precisión anunciaré el saber. Cuando creó el Señor sus obras desde el principio, desde que las hizo les asignó su puesto. (Eclesiástico 16:25- 16:26)  -  54 / 80.

Ordenó para la eternidad sus obras, desde sus comienzos por todas sus edades. Ni tienen hambre ni se cansan, y eso que no abandonan su tarea. Ninguna choca con otra, jamás desobedecen su palabra. (Eclesiástico 16:27- 16:28)  -  55 / 80.

Después de esto el Señor miró a la tierra, y de sus bienes la colmó. De todo ser viviente cubrió su faz, y a ella vuelven todos. (Eclesiástico 16:29- 16:30)  -  56 / 80.

 De la tierra creó el Señor al hombre, y de nuevo le hizo volver a ella.  Días contados le dio y tiempo fijo, y dioles también poder sobre las cosas de la tierra. (Eclesiástico 17:1- 17:2)  -  57 / 80.

 De una fuerza como la suya los revistió, a su imagen los hizo.  Sobre toda carne impuso su temor para que dominara a fieras y aves volátiles. (Eclesiástico 17:3- 17:4)  -  58 / 80.

De la sabstancia del mismo formó Dios una ayuda semejante a él. Dióles a ambos razón y lengua; ojos y orejas; e ingenio para inventar.  Les formó lengua, ojos, oídos, y un corazón para pensar. Creó en ellos la Ciencia del Espíritu. Y les dió luces de entendimiento (Eclesiástico 17:5- 17:6)  -  59 / 80.

 De saber e inteligencia los llenó, les enseñó el bien y el mal.  Acercó la luz de sus divinos ojos a sus corazones, (Eclesiástico 17:7- 17:8)  -  60 / 80.

Y les dio discernimiento para mostrarles la grandeza de sus obras.   Por eso su santo nombre alabarán, contando la grandeza de sus obras. (Eclesiástico 17:9- 17:10)  -  61 / 80.

  Aun les añadió el saber, la ley de vida dioles en herencia.   Alianza eterna estableció con ellos, y sus juicios les enseñó. (Eclesiástico 17:11- 17:12)  -  62 / 80.

  Los ojos de ellos vieron la grandeza de su gloria, la gloria de su voz oyeron sus oídos.   Y les dijo: «Guardaos de toda iniquidad», (Eclesiástico 17:13- 17:14)  -  63 / 80.

 y a cada cual le dio órdenes respecto de su prójimo. Sus caminos están ante él en todo tiempo, no se ocultan a sus ojos. (Eclesiástico 17:15- 17:16)  -  64 / 80.

A cada nación asignó un jefe, mas la porción del Señor es Israel, que fue reservada como heredad de Dios. Todas sus obras están ante él, igual que el sol, e incesantes sus ojos sobre sus caminos. (Eclesiástico 17:17- 17:18)  -  65 / 80.

No se le ocultan sus iniquidades, todos sus pecados están ante el Señor. (Eclesiástico 17:19- 17:20)  -  66 / 80.

Ni por su maldades quedó derogada la alianza divina La limosna del hombre es como un sello para él, el favor del hombre lo guarda como la pupila de sus ojos. (Eclesiástico 17:21- 17:22)  -  67 / 80.

Después se levantará y les retribuirá, sobre su cabeza pondrá su recompensa. Pero a los que se arrepienten les concede retorno, y consuela a los que perdieron la esperanza. (Eclesiástico 17:23- 17:24)  -  68 / 80.

Conviértete al Señor y deja tus pecados, suplica ante su faz y quita los obstáculos. Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, odia con toda el alma la abominación. (Eclesiástico 17:25- 17:26)  -  69 / 80.

¿Quién en el seol alabará al Altísimo si los vivientes no le dan gloria? No hay alabanza que venga de muerto, como de quien no existe; es el que vive y goza de salud quien alaba al Señor. (Eclesiástico 17:27- 17:28)  -  70 / 80.

¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que a él se convierten! Pues no todo puede estar en poder de los hombres, que no es inmortal el hijo de hombre. (Eclesiástico 17:29- 17:30)  -  71 / 80.

¿Qué hay más luminoso que el sol? Con todo, desaparece. Mas la carne y la sangre sólo el mal conciben. Al ejército de lo alto de los cielos pasa él revista, pero polvo y ceniza son los hombres. (Eclesiástico 17:31- 17:32)  -  72 / 80.

El que vive eternamente lo creó todo por igual, sólo el Señor será llamado justo. (Eclesiástico 18:1- 18:2)  -  73 / 80.

Y Él es el Rey invencible que subsiste eternamente. ¿Quién es capáz de referir todas sus obras?  A nadie dio poder de proclamar sus obras, pues ¿quién podrá rastrear sus maravillas? (Eclesiástico 18:3- 18:4)  -  74 / 80.

 El poder de su majestad, ¿quién lo calculará? ¿quién pretenderá contar sus misericordias?  Nada hay que quitar, nada que añadir, y no se pueden rastrear las maravillas del Señor. (Eclesiástico 18:5- 18:6)  -  75 / 80.

 Cuando el hombre cree acabar, comienza entonces, cuando se para, se queda perplejo.  ¿Qué es el hombre? ¿para qué sirve? ¿cuál es su bien y cuál su mal? (Eclesiástico 18:7- 18:8)  -  76 / 80.

 El número de los días del hombre mucho será si llega a los cien años. Como gota de agua del mar, como grano de arena, tan pocos son sus años frente a la eternidad. (Eclesiástico 18:9- 18:10)  -  77 / 80.

Por eso el Señor es paciente con ellos, y derrama sobre ellos su misericordia. El ve y sabe que su fin es miserable, por eso multiplica su perdón. (Eclesiástico 18:11- 18:12)  -  78 / 80.

La misericordia del hombre sólo alcanza a su prójimo, la misericorida del Señor abarca a todo el mundo. El reprende, adoctrina y enseña, y hace volver, como un pastor, a su rebaño. Tiene piedad de los que acogen la instrucción, y de los que se afanan por sus juicios. (Eclesiástico 18:13- 18:14)  -  79 / 80.

Hijo, con tus beneficios no mezcles el reproche ni a tus regalos juntes palabras tristes. ¿No aplaca el rocío el viento ardiente? Así vale más la palabra que el regalo. (Eclesiástico 18:15- 18:16)  -  80 / 80.

 

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