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Via de las Dos Castillas, 17, Pozuelo de Alarcón, Madrid

 

Via de las Dos Castillas, 17, Pozuelo de Alarcón, Madrid
(Photo - Date: 30-11-2015 / Time: 17:41:33)

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Al siervo sabio los hombres libres sirven, y el hombre de saber no lo critica. No te hagas el sabio cuando cumples tu obra, no te gloríes en el momento de tu aprieto. (Eclesiástico 10:25- 10:26)  -  1 / 80.

Más vale el que trabaja y le sobra de todo que el que anda gloriándose y carece de pan. Hijo, gloríate con moderación, y estímate en lo que vales. (Eclesiástico 10:27- 10:28)  -  2 / 80.

Al que peca contra sí mismo, ¿quién le justificará? ¿quién apreciará al que desprecia su vida? El pobre es honrado por su saber, y el rico lo es por su riqueza. (Eclesiástico 10:29- 10:30)  -  3 / 80.

Quien es estimado en la pobreza, ¡cuánto más en la riqueza! quien es despreciado en la riqueza, ¡cuánto más en la pobreza!  La sabiduría del humilde le hace erguir la cabeza, y le da asiento entre los grandes. (Eclesiástico 10:31- 11:1)  -  4 / 80.

 No alabes nunca a un hombre por su buen parecer, ni abomines de nadie por su aspecto.  Pequeña entre los que vuelan es la abeja, mas lo que ella elabora es lo más dulce. (Eclesiástico 11:2- 11:3)  -  5 / 80.

 No te gloríes del manto que te envuelve, el día de la gloria no te engrías; pues admirables son las obras del Señor, pero están ocultas a los hombres.  Muchos tiranos se sentaron en el suelo, y un desconocido se puso la diadema. (Eclesiástico 11:4- 11:5)  -  6 / 80.

 Muchos poderosos fueron muy deshonrados, y hombres ilustres entregados a otras manos.  Sin haberte informado no reprendas, reflexiona primero y haz luego tu reproche. (Eclesiástico 11:6- 11:7)  -  7 / 80.

 Sin haber escuchado no respondas ni interrumpas en medio del discuro.  Por lo que no te incumbe no discutas, y en las contiendas de los pecadores no te mezcles. (Eclesiástico 11:8- 11:9)  -  8 / 80.

Hijo, no te metas en múltiples asuntos, si los multiplicas no saldrás bien parado; aunque los persigas no los alcanzarás ni podrás escapar aunque quieras huir. Hay quien se agota, se fatiga y se apresura, y cuanto más, más tarde llega. (Eclesiástico 11:10- 11:11)  -  9 / 80.

Hay quien es débil, necesitado de apoyo, falto de bienes y sobrado de pobreza, mas los ojos del Señor le miran para bien, él le recobra de su humillación. Levanta su cabeza, y por él se admiran muchos. (Eclesiástico 11:12- 11:13)  -  10 / 80.

Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor. De Dios son la sabiduría y la disciplina y la ciencia de la Ley; y de Él son la caridad y las obras que hacen los buenos. (Eclesiástico 11:14- 11:15)  -  11 / 80.

El error y las tinieblas son propios de los pecadores y los que se glorían en el mal, envejecen en la malicia. El don del Señor con los piadosos permanece, y su complacencia les lleva por buen camino para siempre. (Eclesiástico 11:16- 11:17)  -  12 / 80.

Hay quien se hace rico a fuerza de engaño y avaricia, y esta es la parte de su recompensa: cuando dice: «Ya he logrado reposo, ahora voy a comer de mis bienes», no sabe qué tiempo va a venir, morirá y se lo dejará a otros. (Eclesiástico 11:18- 11:19)  -  13 / 80.

Manténte en tu quehacer y conságrate a él, en tu tarea envejece. No te admires de las obras del pecador, confía en el Señor y en tu esfuerzo persevera. Que es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de golpe al indigente. (Eclesiástico 11:20- 11:21)  -  14 / 80.

La bendición del Señor es la recompensa del piadoso, y en un instante hace florecer su bendición. No digas: «¿De qué he menester? o ¿qué bienes me vendrán todavía?» (Eclesiástico 11:22- 11:23)  -  15 / 80.

No digas: «Tengo bastante con ellos, ¿qué mal puede alcanzarme ahora?» Día de bienes, olvido de males, día de males, olvido de bienes. (Eclesiástico 11:24- 11:25)  -  16 / 80.

Que es fácil al Señor, el día de la muerte, pagar a cada uno según su proceder. El mal de una hora el placer hace olvidar, al final del hombre se descubren sus obras. (Eclesiástico 11:26- 11:27)  -  17 / 80.

Antes del fin no llames feliz a nadie, que sólo a su término es conocido el hombre. No metas a cualquiera en tu casa, que son muchos los lazos del taimado. (Eclesiástico 11:28- 11:29)  -  18 / 80.

Perdiz cautiva en su jaula, tal es el corazón del orgulloso, como el espía acecha tu caída. Cambiando el bien por el mal, está al acecho, y a las cosas más limpias pone mancha. (Eclesiástico 11:30- 11:31)  -  19 / 80.

Con una chispa se enciende un brasero, así el pecador tiende lazos en busca de sangre. Guárdate del malvado, porque maquina el mal, no sea que te manche para siempre. (Eclesiástico 11:32- 11:33)  -  20 / 80.

Mete en casa al extraño, y te traerá el desorden, te hará extraño a tu propia familia.  Si haces el bien, mira a quién lo haces, y por tus beneficios recibirás favor. (Eclesiástico 11:34- 12:1)  -  21 / 80.

 Haz bien al piadoso; hallarás recompensa, si no de él, al menos del Altísimo.  No habrá bienes para el que en mal persiste, ni para quien no agradece la limosna. (Eclesiástico 12:2- 12:3)  -  22 / 80.

 Da al hombre piadoso, y del pecador no te cuides.  Haz bien al humilde y no des al impío; niégale su pan, no se lo des, para que no llegue con ello a dominarte. Pues un mal duplicado encontrarías por todos los bienes que le hubieres hecho. (Eclesiástico 12:4- 12:5)  -  23 / 80.

 Que también el Altísimo odia a los pecadores, y de los impíos tomará venganza.  Da al hombre de bien, y del pecador no te cuides. (Eclesiástico 12:6- 12:7)  -  24 / 80.

 No se demuestra en la prosperidad el amigo, ni queda oculto en la adversidad el enemigo.  Cuando hay prosperidad, los enemigos se entristecen, mas en la adversidad, hasta el amigo se aleja. (Eclesiástico 12:8- 12:9)  -  25 / 80.

No confíes jamás en tu enemigo, que cual bronce roñoso, así es su maldad. Aunque se haga el humilde y camine encorvado, mira por ti mismo y guárdate de él. Pórtate con él como el que pule un espejo, sábete que no retendrá hasta el fin su roña. (Eclesiástico 12:10- 12:11)  -  26 / 80.

No le pongas junto a ti, no sea que se te revuelva y suplante tu puesto. No le sientes a tu diestra, no sea que tu asiento pretenda, y que al fin comprendas mis palabras, y te pese al recordar mis consejos. ¿Quién se compadecerá del encantador mordido de serpiente y de todos los que se acercan a las fieras? (Eclesiástico 12:12- 12:13)  -  27 / 80.

Lo mismo le ocurre al que convive con el pecador y comparte sus pecados. Una hora aguantará contigo, mas si te desmandas, no lo soportará. (Eclesiástico 12:14- 12:15)  -  28 / 80.

En sus labios pone dulzura el enemigo, mas en su corazón trama arrojarte a la fosa. En sus ojos lagrimea el enemigo, mas si topa ocasión, no se verá harto de tu sangre. Si los males te visitan, primero que tú le encontrarás allí, fingiendo ayurdarte te agarrará el talón. (Eclesiástico 12:16- 12:17)  -  29 / 80.

Meneará su cabeza, batirá palmas, cuchicheará mucho y mudará de cara.  El que toca la pez, se mancha, el que convive con el orgulloso, se hará como él. (Eclesiástico 12:18- 13:1)  -  30 / 80.

 No tomes sobre ti carga pesada, con el más fuerte y rico que tú no convivas. ¿Por qué juntar cántaro con caldero? Este le chocará y aquél se romperá.  El rico agravia y encima se envalentona, el pobre es agraviado y encima ha de excusarse. (Eclesiástico 13:2- 13:3)  -  31 / 80.

 Si le eres útil, se servirá de ti, si eres torpe, te abandonará.  Si tienes algo, vivirá contigo, y te despojará sin fatigarse él. (Eclesiástico 13:4- 13:5)  -  32 / 80.

 ¿Ha menester de ti? Tratará de engañarte, te sonreirá y te dará esperanzas; buenas palabras te dará y dirá: «¿Qué te hace falta?»  Te avergonzará en sus festines, hasta despojarte dos, tres veces, y para terminar se burlará de ti. Después, si te ve, te dejará a un lado, y meneará la cabeza ante ti. (Eclesiástico 13:6- 13:7)  -  33 / 80.

 Guárdate de dejarte engañar, y de ser humillado por estúpido.  Cuando te llame un poderoso, quédate a distancia, que tanto más te llamará. (Eclesiástico 13:8- 13:9)  -  34 / 80.

No te presentes por ti mismo, no sea que te rechace, ni te quedes muy lejos, para no pasar inadvertido. No pretendas hablar con él de igual a igual, ni te fíes de sus muchas palabras. Que con su mucho hablar te pondrá a prueba, como quien pasa el rato, te examinará. (Eclesiástico 13:10- 13:11)  -  35 / 80.

Despiadado es quien no guarda tus palabras, no te ahorrará ni golpes ni cadenas. Observa y ponte bien en guardia, porque caminas junto a tu propia ruina. (Eclesiástico 13:12- 13:13)  -  36 / 80.

Al oír estas cosas, tenlas presentes aún durmiendo y estáte alerta. Ama a Dios toda tu vida e invócalo para que te salve. Todo animal viviente ama a su semejante, y todo hombre a su prójimo. (Eclesiástico 13:14- 13:15)  -  37 / 80.

Todo animal según su especie se une, a su semejante se adhiere el hombre. ¿Cómo podrá convivir lobo con cordero? Así el pecador con el piadoso. (Eclesiástico 13:16- 13:17)  -  38 / 80.

¿Qué paz puede tener la hiena con el perro? ¿qué paz el rico con el indigente? Caza de leones son los onagros en el desierto, así los pobres son presa de los ricos. (Eclesiástico 13:18- 13:19)  -  39 / 80.

Abonimación para el orgulloso es la humilidad, así para el rico es abominación el pobre. El rico que vacila es sostenido por sus amigos, al humilde que cae sus amigos le rechazan. (Eclesiástico 13:20- 13:21)  -  40 / 80.

Cuando el rico resbala, muchos le toman en sus brazos, dice estupideces, y le justifican; resbala el humilde, y se le hacen reproches, dice cosas sensatas, y no se le hace caso. Habla el rico, y todos se callan, y exaltan su palabra hasta las nubes. Habla el pobre y dicen: «¿Quién es éste?» y si se equivoca, se le echa por tierra. (Eclesiástico 13:22- 13:23)  -  41 / 80.

Buena es la riqueza en la que no hay pecado, mala la pobreza al decir del impío. El corazón del hombre modela su rostro tanto hacia el bien como hacia el mal. (Eclesiástico 13:24- 13:25)  -  42 / 80.

Signo de un corazón dichoso es un rostro alegre, la invención de proverbios es penoso ejercicio.  Feliz el hombre que no se ha deslizado con su boca, ni sufre tormento por la tristeza del pecado. (Eclesiástico 13:26- 14:1)  -  43 / 80.

 Feliz aquel a quien su conciencia no reprocha, y que no queda corrido en su esperanza.  Para el hombre mezquino no es buena la riqueza, para el envidioso, ¿de qué sirve el dinero? (Eclesiástico 14:2- 14:3)  -  44 / 80.

 Quien amontona a expensas de sí mismo, para otros amontona, con sus bienes se regalarán otros.  El que es malo para sí, ¿para quién será bueno? No logrará contento en medio de sus tesoros. (Eclesiástico 14:4- 14:5)  -  45 / 80.

 Nadie peor que el que se tortura a sí mismo, esa es la paga de su maldad.  Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido, al final dejará ver su maldad. (Eclesiástico 14:6- 14:7)  -  46 / 80.

 Malo es el de ojo envidioso, que vuelve su rostro y desprecia a los demás.  El ojo del avaro no se satisface con su suerte, la avaricia seca el alma. (Eclesiástico 14:8- 14:9)  -  47 / 80.

El ojo malo se alampa por el pan, hambriento está en su propia mesa. Hijo, trátate bien, conforme a lo que tengas, y presenta dignamente tus ofrendas al Señor. (Eclesiástico 14:10- 14:11)  -  48 / 80.

Recuerda que la muerte no se tardará, y que el pacto del seol no se te ha revelado. Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con largueza. (Eclesiástico 14:12- 14:13)  -  49 / 80.

No te prives de pasarte un buen día, no se te escape la posesión de un deseo legítimo. ¿No dejarás a otro el fruto de tus trabajos y el de tus fatigas, para que a suertes se reparta? (Eclesiástico 14:14- 14:15)  -  50 / 80.

Da y recibe, y recrea tu alma, que en el seol no se puede esperar buena vida. Toda carne como un vestido envejece, pues ley eterna es: hay que morir. (Eclesiástico 14:16- 14:17)  -  51 / 80.

Lo mismo que las hojas sobre árbol tupido, que unas caen y otras brotan, así la generación de carne y sangre: una muere y otra nace. Toda obra corruptible desaparece, y su autor se irá con ella. (Eclesiástico 14:18- 14:19)  -  52 / 80.

Feliz el hombre que se ejercita en la sabiduría, y que en su inteligencia reflexiona, que medita sus caminos en su corazón, y sus secretos considera. (Eclesiástico 14:20- 14:21)  -  53 / 80.

Sale en su busca como el que sigue el rastro, y en sus caminos se pone al acecho. Se asoma a sus ventanas, y a sus puertas escucha. (Eclesiástico 14:22- 14:23)  -  54 / 80.

Acampa muy cerca de su casa, y clava la clavija en sus muros. Monta su tienda junto a ella, y se alberga en su albergue dichoso. (Eclesiástico 14:24- 14:25)  -  55 / 80.

Pone sus hijos a su abrigo, y bajo sus ramas se cobija. Por ella es protegido del calor, y en su gloria se alberga. (Eclesiástico 14:26- 14:27)  -  56 / 80.

 Así hace el que teme al Señor, el que abraza la Ley logra sabiduría.  Como una madre le sale ella al encuentro, le acoge como una esposa virgen. (Eclesiástico 15:1- 15:2)  -  57 / 80.

 Le alimenta con pan de inteligencia, el agua de la sabiduría le da a beber.  Se apoya él en ella y no se dobla, a ella se adhiere y no queda confundido. (Eclesiástico 15:3- 15:4)  -  58 / 80.

 Ella le exalta por encima de sus prójimos, en medio de la asamblea le abre la boca.  Contento y corona de gloria encuentra él, nombre eterno en herencia recibe. (Eclesiástico 15:5- 15:6)  -  59 / 80.

 Jamás la lograrán los insensatos, los pecadores nunca la verán.  Lejos está del orgullo, los mentirosos no se acuerdan de ella. (Eclesiástico 15:7- 15:8)  -  60 / 80.

 No cabe la alabanza en boca del pecador, porque no le viene del Señor. Que en la sabiduría se expresa la alabanza, y el Señor la guía por buen camino. (Eclesiástico 15:9- 15:10)  -  61 / 80.

No digas: «Por el Señor me he apartado», que lo que él destesta, no lo hace. No digas: «El me ha extraviado», pues él no ha menester del pecador. (Eclesiástico 15:11- 15:12)  -  62 / 80.

Toda abominación odia el Señor, tampoco la aman los que le temen a él. El fue quien al principio hizo al hombre, y le dejó en manos de su propio albedrío. (Eclesiástico 15:13- 15:14)  -  63 / 80.

Si tú quieres, guardarás los mandamientos, para permanecer fiel a su beneplácito. El te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano. (Eclesiástico 15:15- 15:16)  -  64 / 80.

Ante los hombres la vida está y la muerte, lo que prefiera cada cual, se le dará. Que grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder, todo lo ve. (Eclesiástico 15:17- 15:18)  -  65 / 80.

Sus ojos están sobre los que le temen, él conoce todas las obras del hombre. A nadie ha mandado ser impío, a nadie ha dado licencia de pecar. (Eclesiástico 15:19- 15:20)  -  66 / 80.

 No desees multitud de hijos malvados, no te goces en tener hijos impíos.  Aunque sean muchos, no te goces en ellos, si con ellos no se halla el temor del Señor. (Eclesiástico 16:1- 16:2)  -  67 / 80.

 No pongas en su vida tu confianza, ni te creas seguro por ser muchos, que más vale uno que mil, y morir sin hijos que tener hijos impíos.  Pues uno solo inteligente poblará una ciudad mas la raza de los sin ley quedará despoblada. (Eclesiástico 16:3- 16:4)  -  68 / 80.

 Muchas cosas así han visto mis ojos, y más graves aún oyeron mis oídos.  En la reunión de los pecadores prende el fuego, contra la nación rebelde se inflama la Cólera. (Eclesiástico 16:5- 16:6)  -  69 / 80.

 No perdonó él a los antiguos gigantes que se rebelaron fiados de su fuerza.  No pasó por alto al vecindario de Lot, a los que abominaba por su orgullo. (Eclesiástico 16:7- 16:8)  -  70 / 80.

 No se apiadó de la nación perdida, de los que estaban engreídos en sus pecados. Igual trató a los seiscientos mil de a pie que se habían unido en la dureza de su corazón. (Eclesiástico 16:9- 16:10)  -  71 / 80.

Aunque fuera uno solo el de dura cerviz, sería asombroso que quedara impune. Pues misericordia e ira están con El, tan poderoso en perdón como pródigo en ira. Tan grande como su misericordia es su severidad, según sus obras juzga al hombre. (Eclesiástico 16:11- 16:12)  -  72 / 80.

No escapará el pecador con su rapiña, ni quedará fallida la paciencia del piadoso. Para toda limosna tiene él un sitio, cada cual hallará según sus obras. (Eclesiástico 16:13- 16:14)  -  73 / 80.

Todo acto de misericordia prepara el lugar de cada uno, según el mérito de sus obras y según su prudente conducta, durante el paso de esta vida. No digas: «Del Señor me esconderé, y ¿quién allá arriba se acordará de mí? (Eclesiástico 16:15- 16:16)  -  74 / 80.

Entre la gran muchedumbre no seré reconocido, pues ¿qué soy yo en la inmensa creación?» Mira, el cielo, y el cielo de los cielos, el abismo y la tierra serán sacudidos a la hora de su visita. (Eclesiástico 16:17- 16:18)  -  75 / 80.

A una los montes y los cimientos de la tierra bajo su mirada temblarán de espanto. Mas en todo esto no piensa el corazón del hombre, y en sus caminos, ¿quién repara? (Eclesiástico 16:19- 16:20)  -  76 / 80.

Hay tempestad que no ve el hombre, y la mayoría de sus obras se hacen en secreto. «Las obras de la justicia, ¿quién las anuncia? ¿quién las aguarda? ¡Pues la alianza está lejos!» (Eclesiástico 16:21- 16:22)  -  77 / 80.

Esto piensa el ruin de corazón; el estúpido, el perdido, sólo piensa necedades. Escúchame, hijo, y el saber aprende, aplica tu corazón a mis palabras. (Eclesiástico 16:23- 16:24)  -  78 / 80.

Con mesura te revelaré la doctrina, con precisión anunciaré el saber. Cuando creó el Señor sus obras desde el principio, desde que las hizo les asignó su puesto. (Eclesiástico 16:25- 16:26)  -  79 / 80.

Ordenó para la eternidad sus obras, desde sus comienzos por todas sus edades. Ni tienen hambre ni se cansan, y eso que no abandonan su tarea. Ninguna choca con otra, jamás desobedecen su palabra. (Eclesiástico 16:27- 16:28)  -  80 / 80.

 

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