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Instituto Italiano de Cultura, Calle Mayor, Madrid

 

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(Photo - Date: 26-01-2017 / Time: 17:59:09)

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 Sin dolo se ha de cumplir la Ley, y sabiduría en boca fiel es perfección.  Hombre que ha corrido mundo sabe muchas cosas, el que tiene experiencia se expresa con inteligencia. (Eclesiástico 34:8- 34:9)  -  1 / 80.

Quien no ha pasado pruebas poco sabe, quien ha corrido mundo posee gran destreza. Muchas cosas he visto en el curso de mis viajes, más vasta que mis palabras es mi inteligencia. (Eclesiástico 34:10- 34:11)  -  2 / 80.

Bien de veces he estado en peligro de muerte, y me salvé gracias a todo esto. El espíritu de los que temen al Señor vivirá, porque su esperanza está puesta en aquel que los salva. (Eclesiástico 34:12- 34:13)  -  3 / 80.

Quien teme al Señor de nada tiene miedo, y no se intimida, porque él es su esperanza. Feliz el alma del que teme al Señor: ¿en quién se sostiene? ¿cuál es su apoyo? (Eclesiástico 34:14- 34:15)  -  4 / 80.

Los ojos del Señor sobre quienes le aman, poderosa protección, probado apoyo, abrigo contra el viento abrasador, abrigo contra el ardor del mediodía, guardia contra tropiezos, auxilio contra caídas, que levanta el alma, alumbra los ojos, da salud, vida y bendición. (Eclesiástico 34:16- 34:17)  -  5 / 80.

Sacrificar cosa injusta es hacer ofrenda rechazada, no logran complacencia los presentes de los sin ley. No se complace el Altísimo en ofrendas de impíos, ni por el cúmulo de víctimas perdona los pecados. (Eclesiástico 34:18- 34:19)  -  6 / 80.

Inmola a un hijo a los ojos de su padre quien ofrece víctima a costa de los bienes de los humildes. Pan de indigentes es la vida de los pobres, quien se lo quita es un hombre sanguinario. (Eclesiástico 34:20- 34:21)  -  7 / 80.

Mata a su prójimo quien le arrebata su sustento, vierte sangre quien quita el jornal al jornalero. Uno edifica, el otro destruye, ¿qué ganan con ello más que fatigas? (Eclesiástico 34:22- 34:23)  -  8 / 80.

Uno bendice, el otro maldice, ¿a quién de los dos escuchará el amo? Quien se purifica del contacto de un muerto y le vuelve a tocar, ¿qué ha ganado con su baño de purificación? (Eclesiástico 34:24- 34:25)  -  9 / 80.

Así el hombre que ayuna por sus pecados y que vuelve otra vez a hacer lo mismo; su oración, ¿quién la escuchará? ¿de qué le ha servido el humillarse?  Observar la ley es hacer muchas ofrendas, atender a los mandamientos es hacer sacrificios de comunión. (Eclesiástico 34:26- 35:1)  -  10 / 80.

 Devolver favor es hacer oblación de flor de harina, hacer limosna es ofrecer sacrificios de alabanza.  Apartarse del mal es complacer al Señor, sacrificio de expiación apartarse de la injusticia. (Eclesiástico 35:2- 35:3)  -  11 / 80.

 No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues todo esto es lo que prescribe el mandamiento.  La ofrenda del justo unge el altar, su buen olor sube ante el Altísimo. (Eclesiástico 35:4- 35:5)  -  12 / 80.

 El sacrificio del justo es aceptado, su memorial no se olvidará.  Con ojo generoso glorifica al Señor, y no escatimes las primicias de tus manos. (Eclesiástico 35:6- 35:7)  -  13 / 80.

 En todos tus dones pon tu rostro alegre, con contento consagra los diezmos.  Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios. (Eclesiástico 35:8- 35:9)  -  14 / 80.

Porque el Señor sabe pagar, y te devolverá siete veces más. No trates de corromperle con presentes, porque no los acepta, no te apoyes en sacrificio injusto. (Eclesiástico 35:10- 35:11)  -  15 / 80.

Porque el Señor es juez, y no cuenta para él la gloria de nadie. No hace acepción de personas contra el pobre, y la plegaria del agraviado escucha. (Eclesiástico 35:12- 35:13)  -  16 / 80.

No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda, cuando derrama su lamento. Las lágrimas de la viuda, ¿no bajan por su mejilla, y su clamor contra el que las provocó? (Eclesiástico 35:14- 35:15)  -  17 / 80.

Quien sirve de buena gana, es aceptado, su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde las nubes atraviesa, hasta que no llega a su término no se consuela él. (Eclesiástico 35:16- 35:17)  -  18 / 80.

Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio. Y el Señor no se tardará, ni tendrá con éstos más paciencia, (Eclesiástico 35:18- 35:19)  -  19 / 80.

hasta no haber machacado los lomos de los sin entrañas, y haber tomado venganza de las naciones, haber extirpado el tropel de los soberbios, y quebrado el cetro de los injustos, (Eclesiástico 35:20- 35:21)  -  20 / 80.

hasta no haber pagado a cada cual según sus actos, las obras de los hombres según sus intenciones, haber hecho justicia a su pueblo, y haberles dado contento con su misericordia. (Eclesiástico 35:22- 35:23)  -  21 / 80.

Grata es la misericordia en tiempo de tribulación, como nubes de lluvia en tiempo de sequía.  Ten piedad de nosotros, Dios, dueño de todas las cosas, mira y siembra tu temor sobre todas las naciones. (Eclesiástico 35:24- 36:1)  -  22 / 80.

 Alza tu mano contra las naciones extranjeras, para que reconozcan tu señorío.  Como ante ellas te has mostrado santo con nosotros, así ante nosotros muéstrate grande con ellas. (Eclesiástico 36:2- 36:3)  -  23 / 80.

 Que te reconozcan, como nosotros hemos reconocido que no hay Dios fuera de ti, Señor.  Renueva las señales, repite tus maravillas, glorifica tu mano y tu brazo derecho. (Eclesiástico 36:4- 36:5)  -  24 / 80.

 Despierta tu furor y derrama tu ira, extermina al adversario, aniquila al enemigo.  Acelera la hora, recuerda el juramento, y que se publiquen tus grandezas. (Eclesiástico 36:6- 36:7)  -  25 / 80.

 Que el fuego de la ira devore al que se escape, y los que hacen daño a tu pueblo hallen la perdición.  Aplasta la cabeza de los jefes enemigos, que dicen: «Nadie más que nosotros.» (Eclesiástico 36:8- 36:9)  -  26 / 80.

Congrega todas las tribus de Jacob, dales su heredad como al principio. Ten piedad, Señor, del pueblo llamado con tu nombre, de Israel, a quien igualaste con el primogénito. (Eclesiástico 36:10- 36:11)  -  27 / 80.

Ten compasión de tu santa ciudad, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu alabanza, y de tu gloria tu santuario. (Eclesiástico 36:12- 36:13)  -  28 / 80.

Da testimonio a tus primeras criaturas, mantén las profecías dichas en tu nombre. Da su recompensa a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados. (Eclesiástico 36:14- 36:15)  -  29 / 80.

Escucha, Señor, la súplica de tus siervos, según la bendición de Aarón sobre tu pueblo. Y todos los de la tierra reconozcan que tú eres el Señor, el Dios eterno. (Eclesiástico 36:16- 36:17)  -  30 / 80.

Todo alimento traga el vientre, pero unos alimentos son mejores que otros. El paladar distingue por el gusto la carne de caza, así el corazón inteligente las palabras mentirosas. (Eclesiástico 36:18- 36:19)  -  31 / 80.

El corazón perverso da tristeza, pero el hombre de experiencia le da su merecido. A cualquier marido acepta la mujer, pero unas hijas son mejores que otras. (Eclesiástico 36:20- 36:21)  -  32 / 80.

La belleza de la mujer recrea la mirada, y el hombre la desea más que ninguna cosa. Si en su lengua hay ternura y mansedumbre, su marido ya no es como los demás hombres. (Eclesiástico 36:22- 36:23)  -  33 / 80.

El que adquiere una mujer, adquiere el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a él y columna de apoyo. Donde no hay valla, la propiedad es saqueada, donde no hay mujer, gime un hombre a la deriva. (Eclesiástico 36:24- 36:25)  -  34 / 80.

¿Quién se fiará del ladrón ágil que salta de ciudad en ciudad? Así tampoco del hombre que no tiene nido y que se alberga donde la noche le sorprende. (Eclesiástico 36:26- 36:27)  -  35 / 80.

 Todo amigo dice: «También yo soy tu amigo», pero hay amigo que lo es sólo de nombre.  ¿No es para uno una mortal tristeza un compañero o amigo trocado en enemigo? (Eclesiástico 37:1- 37:2)  -  36 / 80.

 ¡Oh intención perversa! ¿de dónde saliste para cubrir la tierra de engaño?  El compañero disfruta en el contento del amigo, pero al tiempo de tribulación se volverá contra él. (Eclesiástico 37:3- 37:4)  -  37 / 80.

 El compañero compadece al amigo por interés, y cuando llega el combate embraza el escudo.  No te olvides de tu amigo en tu alma, ni pierdas su recuerdo cuando seas rico. (Eclesiástico 37:5- 37:6)  -  38 / 80.

 Todo consejero da consejos, pero hay quien aconseja en su interés.  Del consejero guarda tu alma, conoce primero qué necesita - porque en su propio interés dará consejo -, no sea que eche sobre ti la suerte, (Eclesiástico 37:7- 37:8)  -  39 / 80.

 y te diga: «Bueno es tu camino», quedándose enfrente para ver qué te sucede. No te aconsejes del que te mira con desprecio, y de los que te envidian oculta tu consejo; (Eclesiástico 37:9- 37:10)  -  40 / 80.

ni te aconsejes con mujer sobre su rival, con cobarde acerca la guerra, con negociante respecto del comercio, con comprador sobre la venta, con envidioso sobre la gratitud, con despiadado sobre la generosidad, con perezoso sobre cualquier trabajo, con temporero sobre el término de una obra, con siervo ocioso sobre un trabajo grande: no cuentes con éstos para ningún consejo. Sino recurre siempre a un hombre piadoso, de quien sabes bien que guarda los mandamientos, cuya alma es según tu alma, y que, si caes, sufrirá contigo. (Eclesiástico 37:11- 37:12)  -  41 / 80.

Y mantén firme el consejo de tu corazón, que nadie es para ti más fiel que él. Pues el alma del hombre puede a veces advertir más que siete vigías sentados en lo alto para vigilar. (Eclesiástico 37:13- 37:14)  -  42 / 80.

Y por encima de todo esto suplica al Altísimo, para que enderece tu camino en la verdad. Principio de toda obra es la palabra, y antes de toda acción está el consejo. (Eclesiástico 37:15- 37:16)  -  43 / 80.

Raíz de los pensamientos es el corazón, de él salen cuatro ramas: bien y mal, vida y muerte, mas la que siempre los domina es la lengua. (Eclesiástico 37:17- 37:18)  -  44 / 80.

Hay hombre diestro que adoctrina a muchos, y para sí mismo es un inútil. Hay quien se hace el sabio en palabras y es aborrecido, y que acabará sin tener qué comer. (Eclesiástico 37:19- 37:20)  -  45 / 80.

Pues no se le dio la gracia que viene del Señor, porque estaba vacío de toda sabiduría. Hay quien para sí mismo es sabio, y los frutos de su inteligencia son, según él, dignos de fe. (Eclesiástico 37:21- 37:22)  -  46 / 80.

El varón sabio enseña a su pueblo, y los frutos de su inteligencia son dignos de fe. El varón sabio es colmado de bendiciones, y le llaman feliz todos los que le ven. (Eclesiástico 37:23- 37:24)  -  47 / 80.

La vida del hombre tiene días contados, mas los días de Israel no tienen número. El sabio en su pueblo se gana la confianza, y su nombre vivirá por los siglos. (Eclesiástico 37:25- 37:26)  -  48 / 80.

Hijo, en tu vida prueba tu alma, ve lo que es malo para ella y no se los des. Pues no a todos les conviene todo, y no a todo el mundo le gusta lo mismo. (Eclesiástico 37:27- 37:28)  -  49 / 80.

No seas insaciable de todo placer, y no te abalances sobre la comida, porque en el exceso de alimento hay enfermedad, y la intemperancia acaba en cólicos. (Eclesiástico 37:29- 37:30)  -  50 / 80.

Por intemperancia han muerto muchos, pero el que se vigila prolongará su vida.  Da al médico, por sus servicios, los honores que merece, que también a él le creó el Señor. (Eclesiástico 37:31- 38:1)  -  51 / 80.

 Pues del Altísimo viene la curación, como una dádiva que del rey se recibe.  La ciencia del médico realza su cabeza, y ante los grandes es admirado. (Eclesiástico 38:2- 38:3)  -  52 / 80.

 El Señor puso en la tierra medicinas, el varón prudente no las desdeña.  ¿No fue el agua endulzada con un leño para que se conociera su virtud? (Eclesiástico 38:4- 38:5)  -  53 / 80.

 El mismo dio a los hombres la ciencia para que se gloriaran en sus maravillas.  Con ellas cura él y quita el sufrimiento, con ellas el farmacéutico hace mixturas. (Eclesiástico 38:6- 38:7)  -  54 / 80.

 Así nunca se acaban sus obras, y de él viene la paz sobre la haz de la tierra.  Hijo, en tu enfermedad, no seas negligente, sino ruega al Señor, que él te curará. (Eclesiástico 38:8- 38:9)  -  55 / 80.

Aparta las faltas, endereza tus manos, y de todo pecado purifica el corazón. Ofrece incienso y memorial de flor de harina, haz pingües ofrendas según tus medios. (Eclesiástico 38:10- 38:11)  -  56 / 80.

Recurre luego al médico, pues el Señor le creó también a él, que no se aparte de tu lado, pues de él has menester. Hay momentos en que en su mano está la solución, (Eclesiástico 38:12- 38:13)  -  57 / 80.

pues ellos también al Señor suplicarán que les ponga en buen camino hacia el alivio y hacia la curación para salvar tu vida. El que peca delante de su Hacedor ¡caiga en manos del médico! (Eclesiástico 38:14- 38:15)  -  58 / 80.

Hijo, por un muerto lágrimas derrama, como quien sufre cruelmente, entona la lamentación; según el ceremonial entierra su cadáver y no seas negligente con su sepultura. Llora amargamente, date fuertes golpes de pecho, haz el duelo según su dignidad, un día o dos, para evitar murmullos; después, consuélate de la tristeza. (Eclesiástico 38:16- 38:17)  -  59 / 80.

Porque de la tristeza sale la muerte, la tristeza del corazón enerva las fuerzas. En la adversidad permanece también la tristeza, una vida de miseria va contra el corazón. (Eclesiástico 38:18- 38:19)  -  60 / 80.

No des tu corazón a la tristeza, evítala acordándote del fin. No lo olvides: no hay retorno, a él no le aprovechará, y te harás daño a ti mismo. (Eclesiástico 38:20- 38:21)  -  61 / 80.

«Recuerda mi sentencia, que será también la tuya: a mí ayer, a ti te toca hoy.» Cuando un muerto reposa, deja en paz su memoria, consuélate de él, porque su espíritu ha partido. (Eclesiástico 38:22- 38:23)  -  62 / 80.

La sabiduría del escriba se adquiere en los ratos de sosiego, el que se libera de negocios se hará sabio. ¿Cómo va a hacerse sabio el que empuña el arado, y se gloría de tener por lanza el aguijón, el que conduce bueyes, los arrea en sus trabajos y no sabe hablar más que de novillos? (Eclesiástico 38:24- 38:25)  -  63 / 80.

Aplica su corazón a abrir surcos, y sus vigilias a cebar terneras. De igual modo todo obrero o artesano, que trabaja día y noche; los que graban las efigies de los sellos, y su afán se centra en variar los detalles; ponen todo su corazón en igualar el modelo y gastan sus vigilias en rematar la obra. (Eclesiástico 38:26- 38:27)  -  64 / 80.

También el herrero sentado junto al yunque, atento a los trabajos del hierro; el vaho del fuego sus carnes derrite, en el calor de la fragua se debate, el ruido del martillo le ensordece, y en el modelo del objeto tiene fijos sus ojos; pone su corazón en concluir sus obras, y sus vigilias en adornarlas al detalle. De igual modo el alfarero sentado a su tarea y dando a la rueda con sus pies, preocupado sin cesar por su trabajo, toda su actividad concentrada en el número; (Eclesiástico 38:28- 38:29)  -  65 / 80.

con su brazo moldea la arcilla, con sus pies vence su resistencia; pone su corazón en acabar el barnizado, y gasta sus vigilias en limpiar el horno. Todos éstos ponen su confianza en sus manos, y cada uno se muestra sabio en su tarea. (Eclesiástico 38:30- 38:31)  -  66 / 80.

Sin ellos no se construiría ciudad alguna, ni se podría habitar ni circular por ella. Mas para el consejo del pueblo no se les busca, ni se les distingue en la asamblea. No se sientan en sitial de juez, ni meditan en la alianza del juicio. (Eclesiástico 38:32- 38:33)  -  67 / 80.

No demuestran instrucción ni juicio, ni se les encuentra entre los que dicen máximas. Pero aseguran la creación eterna, el objeto de su oración son los trabajos de su oficio.  No así el que aplica su alma a meditar la ley del Altísimo. La sabiduría de todos los antiguos rebusca, a los profecías consagra sus ocios, (Eclesiástico 38:34- 39:1)  -  68 / 80.

 conserva los relatos de varones célebres, en los repliegues de las parábolas penetra,  busca los secretos de los proverbios y en los enigmas de las parábolas insiste. (Eclesiástico 39:2- 39:3)  -  69 / 80.

 En medio de los grandes ejerce su servicio, ante los jefes aparece; viaja por tierras extranjeras, adquiere experiencia de lo bueno y lo malo entre los hombres.  Aplica su corazón a ir bien de mañana donde el Señor su Hacedor; suplica ante el Altísimo, abre su boca en oración y por sus pecados suplica. (Eclesiástico 39:4- 39:5)  -  70 / 80.

 Si el gran Señor lo quiere, del espíritu de inteligencia será lleno. El mismo derramará como lluvia las palabras de su sabiduría, y en la oración dará gracias al Señor.  Enderezará su consejo y su ciencia. y en sus misterios ocultos hará meditación. (Eclesiástico 39:6- 39:7)  -  71 / 80.

 Mostrará la instrucción recibida, y en la ley de la alianza del Señor se gloriará.  Muchos elogiarán su inteligencia, jamás será olvidada. No desaparecerá su recuerdo, su nombre vivirá de generación en generación. (Eclesiástico 39:8- 39:9)  -  72 / 80.

Su sabiduría comentarán las naciones, su elogio, lo publicará la asamblea. Mientras viva, su nombre dejará atrás a mil, y cuando descanse, él le bastará. (Eclesiástico 39:10- 39:11)  -  73 / 80.

Aún voy a hablar después de meditar, que estoy colmado como la luna llena. Escuchadme, hijos piadosos, y creced como rosa que brota junto a corrientes de agua. (Eclesiástico 39:12- 39:13)  -  74 / 80.

Como incienso derramad buen olor, abríos en flor como el lirio, exhalad perfume, cantad un cantar, bendecid al Señor por todas sus obras. Engrandeced su nombre, dadle gracias por su alabanza, con los cantares de vuestros labios y con cítaras, decid así en acción de gracias: (Eclesiástico 39:14- 39:15)  -  75 / 80.

¡Qué hermosas son todas las obras del Señor! todas sus órdenes se ejecutan a su hora. No hay por qué decir: ¿Qué es esto? Y esto ¿para qué?, que todo se ha de buscar a su tiempo. A su orden el agua se detiene en una masa, a la palabra de su boca se forman los depósitos de las aguas. (Eclesiástico 39:16- 39:17)  -  76 / 80.

A una orden suya se hace todo lo que desea, y no hay quien pueda estorbar su salvación. Las obras de toda carne están delante de él, y nada puede ocultarse a sus ojos. (Eclesiástico 39:18- 39:19)  -  77 / 80.

Su mirada abarca de eternidad a eternidad, y nada hay admirable para él. No hay por qué decir: ¿Qué es esto? Y esto ¿para qué?, pues todo ha sido creado con un fin. (Eclesiástico 39:20- 39:21)  -  78 / 80.

Su bendición se ha desbordado como un río, como un diluvio ha inundado la tierra. De igual modo las naciones recibirán en herencia su ira, como cuando él cambió las aguas en salinas. (Eclesiástico 39:22- 39:23)  -  79 / 80.

Sus caminos rectos son para los santos, así como para los sin ley son piedras de tropiezo. Los bienes están desde el principio creados para los buenos, así como los males para los pecadores. (Eclesiástico 39:24- 39:25)  -  80 / 80.

 

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