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Universidad de Deusto, Avenida de las Universidades, Bilbao, España

 

Universidad de Deusto, Avenida de las Universidades, Bilbao, España
(Photo - Date: 15-07-2016 / Time: 13:03:08)

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Un corazón radiante viene bien en las comidas, se preocupa de lo que come.  El insomnio por la riqueza consume las carnes, las preocupaciones que trae ahuyentan el sueño. (Eclesiástico 30:25- 31:1)  -  1 / 80.

 Las preocupaciones del día impiden dormir, la enfermedad grave quita el sueño.  Se afana el rico por juntar riquezas, y cuando descansa, se hastía de sus placeres. (Eclesiástico 31:2- 31:3)  -  2 / 80.

 Se afana el pobre por falta de sustento, y cuando descansa, se acaba en la indigencia.  El que ama el oro no se verá justificado, el que anda tras el lucro se extraviará en él. (Eclesiástico 31:4- 31:5)  -  3 / 80.

 Muchos se arruinaron por causa del oro, su perdición la tenían delante.  Es leño de tropiezo para los que le ofrecen sacrificios, y todo insensato queda preso en él. (Eclesiástico 31:6- 31:7)  -  4 / 80.

 Feliz el rico que fue hallado intachable, que tras el oro no se fue.  ¿Quién es, y le felicitaremos?, pues obró maravillas en su pueblo. (Eclesiástico 31:8- 31:9)  -  5 / 80.

¿Quién sufrió esta prueba y fue hallado perfecto? será para él motivo de gloria. ¿Quién pudo prevaricar y no prevaricó, hacer mal y no lo hizo? Sus bienes se consolidarán, y la asamblea hablará de sus bondades. (Eclesiástico 31:10- 31:11)  -  6 / 80.

¿En mesa suntuosa te has sentado?, no abras hacia ella tus fauces, no digas: «¡Qué de cosas hay aquí!» Recuerda que es cosa mala tener un ojo ávido, ¿qué ha sido creado peor que el ojo? por eso, por cualquier cosa llora. (Eclesiástico 31:12- 31:13)  -  7 / 80.

Donde mire tu huésped no extiendas tú la mano, y no te eches sobre el plato al tiempo que él. Juzga al prójimo como a ti mismo, y en todo asunto actúa con reflexión. (Eclesiástico 31:14- 31:15)  -  8 / 80.

Come como hombre bien educado lo que tienes delante, no te muestres glotón, para no hacerte odioso. Termina el primero por educación, no seas insaciable, y no tendrás tropiezo. (Eclesiástico 31:16- 31:17)  -  9 / 80.

Si en medio de muchos te has sentado a la mesa, no alargues tu mano antes que ellos. ¡Qué poco le basta a un hombre bien educado!, y luego en el lecho no resuella. (Eclesiástico 31:18- 31:19)  -  10 / 80.

A vientre moderado, sueño saludable, se levanta temprano y es dueño de sí. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable. Si te viste obligado a comer demasiado, levántate, vomítalo lejos, y quedarás tranquilo. (Eclesiástico 31:20- 31:21)  -  11 / 80.

Oyeme, hijo, y no me desprecies, al fin comprenderás mis palabras. En todo lo que hagas sé moderado, y no te vendrá enfermedad alguna. Al espléndido en las comidas le bendicen los labios, el testimonio de su munificencia es firme. (Eclesiástico 31:22- 31:23)  -  12 / 80.

Al mezquino en la comida le murmura la ciudad, el testimonio de su mezquindad es minucioso. Con el vino no te hagas el valiente, porque a muchos ha perdido el vino. (Eclesiástico 31:24- 31:25)  -  13 / 80.

El horno prueba el temple del acero, así el vino a los corazones en disputa de orgullosos. Como la vida es el vino para el hombre, si lo bebes con medida. ¿Qué es la vida a quien le falta el vino, que ha sido creado para contento de los hombres? (Eclesiástico 31:26- 31:27)  -  14 / 80.

Regocijo del corazón y contento del alma es el vino bebido a tiempo y con medida. Amargura del alma, el vino bebido con exceso por provocación o desafío. (Eclesiástico 31:28- 31:29)  -  15 / 80.

La embriaguez acrecienta el furor del insensato hasta su caída, disminuye la fuerza y provoca las heridas. En banquete no reproches a tu prójimo, no le desprecies cuando está contento, palabra injuriosa no le digas ni le molestes reclamándole dinero. (Eclesiástico 31:30- 31:31)  -  16 / 80.

 ¿Te han nombrado presidente? No te engrías, sé entre los demás como uno de ellos; atiéndeles, y después te sientas.  Cuando hayas cumplido todo tu menester, tomo asiento, para que con ellos te alegres, y por tu acierto recibas la corona. (Eclesiástico 32:1- 32:2)  -  17 / 80.

 Habla, anciano, que te está bien, pero con discreción y sin estorbar la música.  Durante la audición, no derrames locuacidad, no te hagas el sabio a destiempo. (Eclesiástico 32:3- 32:4)  -  18 / 80.

 Sello de carbunclo en alhaja de oro, así es un concierto musical de un banquete.  Sello de esmeralda en montura de oro, así es una melodía entre vino delicioso. (Eclesiástico 32:5- 32:6)  -  19 / 80.

 Habla, joven, si te es necesario, dos veces a lo sumo, si se te pregunta.  Resume tu discurso, di mucho en poco, sé como quien sabe y al mismo tiempo calla. (Eclesiástico 32:7- 32:8)  -  20 / 80.

 Entre grandes no te iguales a ellos, si otro habla, no te excedas en hablar. Al trueno se adelanta el relámpago, así al modesto le antecede la gracia. (Eclesiástico 32:9- 32:10)  -  21 / 80.

Llegada la hora levántate, no te rezagues, ve corriendo a casa, no te hagas el remolón. Allí, diviértete y haz lo que te plazca, mas no peques con palabras insolentes. (Eclesiástico 32:11- 32:12)  -  22 / 80.

Y por todo esto bendice a tu Hacedor, que te colma de sus bienes. El que teme al Señor acepta la instrucción, los que madrugan encuentran su favor. (Eclesiástico 32:13- 32:14)  -  23 / 80.

El que busca la ley se llena de ella, al hipócrita le sirve de tropiezo. Los que temen al Señor son justificados, hacen brillar sus buenas acciones como luz. (Eclesiástico 32:15- 32:16)  -  24 / 80.

El pecador rehúye la reprensión, según su voluntad encuentra excusa. El varón de consejo no descuida la reflexión, el extraño y el orgulloso no se encogen de miedo. (Eclesiástico 32:17- 32:18)  -  25 / 80.

Sin consejo no hagas nada, y no te arrepentirás de tus acciones. Por caminos escabrosos no vayas, y no tropezarás en piedras. (Eclesiástico 32:19- 32:20)  -  26 / 80.

No te confies en camino inexplorado, y de tus hijos guárdate. (Eclesiástico 32:21- 32:22)  -  27 / 80.

En todos tus actos vela sobre ti, que esto es también guardar los mandamientos. El que tiene confianza en la ley atiende a los mandamientos, y el que pone su confianza en el Señor no sufre daño. (Eclesiástico 32:23- 32:24)  -  28 / 80.

 Al que teme al Señor ningún mal le sucede, aunque sufra una prueba, se verá librado.  El varón sabio no aborrece la ley, mas el que finge observarla es como nave en borrasca. (Eclesiástico 33:1- 33:2)  -  29 / 80.

 El hombre inteligente pone su confianza en la ley, la ley es para él digna de fe como un oráculo.  Prepara tu discurso, y serás así escuchado, concentra tu saber y responde. (Eclesiástico 33:3- 33:4)  -  30 / 80.

 Rueda de carro son las entrañas del necio, como eje que da vueltas, su razonamiento.  Caballo de remonta, así el amigo burlón, bajo todo el que lo monta relincha. (Eclesiástico 33:5- 33:6)  -  31 / 80.

 ¿Por qué un día es superior a otro, si toda la luz de cada día del año viene del sol?  En la mente del Señor fueron diferenciados, él hizo distintas estaciones y fiestas. (Eclesiástico 33:7- 33:8)  -  32 / 80.

 A unos los ensalzó y santificó, a otros los hizo días ordinarios. Así todos los hombres vienen del suelo, de la tierra fue creado Adán. (Eclesiástico 33:9- 33:10)  -  33 / 80.

Con su gran sabiduría los diferenció el Señor, e hizo distintos sus caminos. A unos los bendijo y ensalzó, los santificó y los puso junto a sí; a otros los maldijo y humilló y los derribó de su puesto. (Eclesiástico 33:11- 33:12)  -  34 / 80.

Como la arcilla del alfarero está en su mano, - y todos sus caminos en su voluntad -, así los hombres en la mano de su Hacedor, que a cada uno da según su juicio. Frente al mal está el bien, frente a la muerte, la vida. Así frente al piadoso, el pecador. (Eclesiástico 33:13- 33:14)  -  35 / 80.

Fíjate, pues, en todas las obras del Altísimo, dos a dos, una frente a otra. También yo, el último, me he desvelado, como quien racima tras de los viñadores. (Eclesiástico 33:15- 33:16)  -  36 / 80.

Por la bendición del Señor me he adelantado, y como viñador he llenado el lagar. Mirad que no para mí solo me he afanado, sino para todos los que buscan la instrucción. (Eclesiástico 33:17- 33:18)  -  37 / 80.

Escuchadme, grandes del pueblo, jefes de la asamblea, prestad oído. A hijo y mujer, a hermano y amigo no des poder sobre ti en vida tuya. No des a otros tus riquezas, no sea que, arrepentido, tengas que suplicar por ellas. (Eclesiástico 33:19- 33:20)  -  38 / 80.

Mientras vivas y haya aliento en ti, no te enajenes a ti mismo a nadie. Pues es mejor que tus hijos te pidan, que no que tengas que mirar a los manos de tus hijos. (Eclesiástico 33:21- 33:22)  -  39 / 80.

En todas tus obras muéstrate con dominio, no pongas mancha en tu gloria. Cuando se acaben los días de tu vida, a la hora de la muerte, reparte tu herencia. (Eclesiástico 33:23- 33:24)  -  40 / 80.

Al asno, forraje, palo y carga, al criado, pan, instrucción y trabajo. Haz trabajar al siervo, y encontrarás descanso, deja libres sus manos, y buscará la libertad. (Eclesiástico 33:25- 33:26)  -  41 / 80.

Yugo y riendas doblegan la cerviz, al mal criado torturas e inquisiciones. Mándale trabajar para que no esté ocioso, que mucho mal enseñó la ociosidad. (Eclesiástico 33:27- 33:28)  -  42 / 80.

Ponle trabajo como le corresponde, si no obedece, carga sus pies de grillos. Pero no te sobrepases con nadie, no hagas nada sin equidad. (Eclesiástico 33:29- 33:30)  -  43 / 80.

Si tienes un criado, sea como tú, porque con sangre lo adquiriste. Si tienes un criado, trátale como hermano, porque has menester de él como de ti mismo. (Eclesiástico 33:31- 33:32)  -  44 / 80.

Si le maltratas, y levantándose, se escapa, ¿por qué camino irás a buscarle?  Las esperanzas vanas y engañosas son para el imbécil, los sueños dan alas a los insensatos. (Eclesiástico 33:33- 34:1)  -  45 / 80.

 Tratar de asir una sombra o perseguir el viento es buscar apoyo en los sueños.  Espejo y sueño son casas semejantes, frente a un rostro, una imagen de rostro. (Eclesiástico 34:2- 34:3)  -  46 / 80.

 De los impuros, ¿qué pureza puede resultar? de la mentira, ¿qué verdad puede salir?  Adivinaciones, augurios y sueños cosas vanas son, como fantasías de corazón de mujer en parto. (Eclesiástico 34:4- 34:5)  -  47 / 80.

 A menos que te sean enviadas por el Altísimo en visita, no abras tu corazón a estas cosas.  Que a muchos extraviaron los sueños, y cayeron los que en ellos esperaban. (Eclesiástico 34:6- 34:7)  -  48 / 80.

 Sin dolo se ha de cumplir la Ley, y sabiduría en boca fiel es perfección.  Hombre que ha corrido mundo sabe muchas cosas, el que tiene experiencia se expresa con inteligencia. (Eclesiástico 34:8- 34:9)  -  49 / 80.

Quien no ha pasado pruebas poco sabe, quien ha corrido mundo posee gran destreza. Muchas cosas he visto en el curso de mis viajes, más vasta que mis palabras es mi inteligencia. (Eclesiástico 34:10- 34:11)  -  50 / 80.

Bien de veces he estado en peligro de muerte, y me salvé gracias a todo esto. El espíritu de los que temen al Señor vivirá, porque su esperanza está puesta en aquel que los salva. (Eclesiástico 34:12- 34:13)  -  51 / 80.

Quien teme al Señor de nada tiene miedo, y no se intimida, porque él es su esperanza. Feliz el alma del que teme al Señor: ¿en quién se sostiene? ¿cuál es su apoyo? (Eclesiástico 34:14- 34:15)  -  52 / 80.

Los ojos del Señor sobre quienes le aman, poderosa protección, probado apoyo, abrigo contra el viento abrasador, abrigo contra el ardor del mediodía, guardia contra tropiezos, auxilio contra caídas, que levanta el alma, alumbra los ojos, da salud, vida y bendición. (Eclesiástico 34:16- 34:17)  -  53 / 80.

Sacrificar cosa injusta es hacer ofrenda rechazada, no logran complacencia los presentes de los sin ley. No se complace el Altísimo en ofrendas de impíos, ni por el cúmulo de víctimas perdona los pecados. (Eclesiástico 34:18- 34:19)  -  54 / 80.

Inmola a un hijo a los ojos de su padre quien ofrece víctima a costa de los bienes de los humildes. Pan de indigentes es la vida de los pobres, quien se lo quita es un hombre sanguinario. (Eclesiástico 34:20- 34:21)  -  55 / 80.

Mata a su prójimo quien le arrebata su sustento, vierte sangre quien quita el jornal al jornalero. Uno edifica, el otro destruye, ¿qué ganan con ello más que fatigas? (Eclesiástico 34:22- 34:23)  -  56 / 80.

Uno bendice, el otro maldice, ¿a quién de los dos escuchará el amo? Quien se purifica del contacto de un muerto y le vuelve a tocar, ¿qué ha ganado con su baño de purificación? (Eclesiástico 34:24- 34:25)  -  57 / 80.

Así el hombre que ayuna por sus pecados y que vuelve otra vez a hacer lo mismo; su oración, ¿quién la escuchará? ¿de qué le ha servido el humillarse?  Observar la ley es hacer muchas ofrendas, atender a los mandamientos es hacer sacrificios de comunión. (Eclesiástico 34:26- 35:1)  -  58 / 80.

 Devolver favor es hacer oblación de flor de harina, hacer limosna es ofrecer sacrificios de alabanza.  Apartarse del mal es complacer al Señor, sacrificio de expiación apartarse de la injusticia. (Eclesiástico 35:2- 35:3)  -  59 / 80.

 No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues todo esto es lo que prescribe el mandamiento.  La ofrenda del justo unge el altar, su buen olor sube ante el Altísimo. (Eclesiástico 35:4- 35:5)  -  60 / 80.

 El sacrificio del justo es aceptado, su memorial no se olvidará.  Con ojo generoso glorifica al Señor, y no escatimes las primicias de tus manos. (Eclesiástico 35:6- 35:7)  -  61 / 80.

 En todos tus dones pon tu rostro alegre, con contento consagra los diezmos.  Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios. (Eclesiástico 35:8- 35:9)  -  62 / 80.

Porque el Señor sabe pagar, y te devolverá siete veces más. No trates de corromperle con presentes, porque no los acepta, no te apoyes en sacrificio injusto. (Eclesiástico 35:10- 35:11)  -  63 / 80.

Porque el Señor es juez, y no cuenta para él la gloria de nadie. No hace acepción de personas contra el pobre, y la plegaria del agraviado escucha. (Eclesiástico 35:12- 35:13)  -  64 / 80.

No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda, cuando derrama su lamento. Las lágrimas de la viuda, ¿no bajan por su mejilla, y su clamor contra el que las provocó? (Eclesiástico 35:14- 35:15)  -  65 / 80.

Quien sirve de buena gana, es aceptado, su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde las nubes atraviesa, hasta que no llega a su término no se consuela él. (Eclesiástico 35:16- 35:17)  -  66 / 80.

Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio. Y el Señor no se tardará, ni tendrá con éstos más paciencia, (Eclesiástico 35:18- 35:19)  -  67 / 80.

hasta no haber machacado los lomos de los sin entrañas, y haber tomado venganza de las naciones, haber extirpado el tropel de los soberbios, y quebrado el cetro de los injustos, (Eclesiástico 35:20- 35:21)  -  68 / 80.

hasta no haber pagado a cada cual según sus actos, las obras de los hombres según sus intenciones, haber hecho justicia a su pueblo, y haberles dado contento con su misericordia. (Eclesiástico 35:22- 35:23)  -  69 / 80.

Grata es la misericordia en tiempo de tribulación, como nubes de lluvia en tiempo de sequía.  Ten piedad de nosotros, Dios, dueño de todas las cosas, mira y siembra tu temor sobre todas las naciones. (Eclesiástico 35:24- 36:1)  -  70 / 80.

 Alza tu mano contra las naciones extranjeras, para que reconozcan tu señorío.  Como ante ellas te has mostrado santo con nosotros, así ante nosotros muéstrate grande con ellas. (Eclesiástico 36:2- 36:3)  -  71 / 80.

 Que te reconozcan, como nosotros hemos reconocido que no hay Dios fuera de ti, Señor.  Renueva las señales, repite tus maravillas, glorifica tu mano y tu brazo derecho. (Eclesiástico 36:4- 36:5)  -  72 / 80.

 Despierta tu furor y derrama tu ira, extermina al adversario, aniquila al enemigo.  Acelera la hora, recuerda el juramento, y que se publiquen tus grandezas. (Eclesiástico 36:6- 36:7)  -  73 / 80.

 Que el fuego de la ira devore al que se escape, y los que hacen daño a tu pueblo hallen la perdición.  Aplasta la cabeza de los jefes enemigos, que dicen: «Nadie más que nosotros.» (Eclesiástico 36:8- 36:9)  -  74 / 80.

Congrega todas las tribus de Jacob, dales su heredad como al principio. Ten piedad, Señor, del pueblo llamado con tu nombre, de Israel, a quien igualaste con el primogénito. (Eclesiástico 36:10- 36:11)  -  75 / 80.

Ten compasión de tu santa ciudad, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu alabanza, y de tu gloria tu santuario. (Eclesiástico 36:12- 36:13)  -  76 / 80.

Da testimonio a tus primeras criaturas, mantén las profecías dichas en tu nombre. Da su recompensa a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados. (Eclesiástico 36:14- 36:15)  -  77 / 80.

Escucha, Señor, la súplica de tus siervos, según la bendición de Aarón sobre tu pueblo. Y todos los de la tierra reconozcan que tú eres el Señor, el Dios eterno. (Eclesiástico 36:16- 36:17)  -  78 / 80.

Todo alimento traga el vientre, pero unos alimentos son mejores que otros. El paladar distingue por el gusto la carne de caza, así el corazón inteligente las palabras mentirosas. (Eclesiástico 36:18- 36:19)  -  79 / 80.

El corazón perverso da tristeza, pero el hombre de experiencia le da su merecido. A cualquier marido acepta la mujer, pero unas hijas son mejores que otras. (Eclesiástico 36:20- 36:21)  -  80 / 80.

 

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