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Santuario De Covadonga, Covadonga, Asturias, España

 

Santuario De Covadonga, Covadonga, Asturias, España
(Photo - Date: 24-07-2016 / Time: 20:01:55)

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Con el colérico no entres en pelea, ni te adentres con él en el desierto, porque a sus ojos nada es la sangre, y donde no haya quien te auxilie se echará sobre ti. No le pidas consejo al insensato, pues no podrá mantenerlo en silencio. (Eclesiástico 8:16- 8:17)  -  1 / 80.

Delante de un extraño no hagas cosa secreta, pues no sabes qué inventará después. No abras tu corazón a todo el mundo, pues no te han de compensar con gracia alguna. (Eclesiástico 8:18- 8:19)  -  2 / 80.

No tengas celos de tu propia mujer, para no enseñarle a hacerte mal. No te entregues del todo a tu mujer, no sea que te llegue a dominar. (Eclesiástico 9:1- 9:2)  -  3 / 80.

 No vayas al encuentro de una mujer prostituta, no sea que caigas en sus redes.  Con cantadora no frecuentes el trato, para no quedar prendido en sus enredos. (Eclesiástico 9:3- 9:4)  -  4 / 80.

 No te quedes mirando a doncella, para que no incurras en su propio castigo.  A prostitutas no te entregues, para no perder tu herencia. (Eclesiástico 9:5- 9:6)  -  5 / 80.

 No andes fisgando por los calles de la ciudad, ni divagues por sus sitios solitarios.  Aparta tu ojo de mujer hermosa, no te quedes mirando la belleza ajena. Por la belleza de la mujer se perdieron muchos, junto a ella el amor se inflama como fuego. (Eclesiástico 9:7- 9:8)  -  6 / 80.

 Junto a mujer casada no te sientes jamás, a la mesa con ella no te huelgues con vino, para que tu corazón no se desvíe hacia ella y en tu ímpetu te deslices a la ruina. No abandones a un viejo amigo, porque el nuevo no le iguala. Vino nuevo, amigo nuevo, cuando sea añejo, con placer lo beberás. (Eclesiástico 9:9- 9:10)  -  7 / 80.

No envidies la gloria del pecador, pues no sabes cómo se le volverá la fortuna. No asientas al éxito de los impíos, recuerda que no quedarán hasta el seol impunes. (Eclesiástico 9:11- 9:12)  -  8 / 80.

Ponte lejos del hombre que es capaz de matar, y no experimentarás miedo a la muerte. Si te acercas a él, no te descuides, para que no te quite la vida. Date cuenta de que pasas entre lazos y que caminas sobre el muro de la ciudad. Cuando puedas acude a tu prójimo, y con los sabios aconséjate. (Eclesiástico 9:13- 9:14)  -  9 / 80.

Con los inteligentes ten conversación, y tus charlas versen sobre la Ley del Altísimo. Varones justos sean tus comensales, y en el temor del Señor esté tu orgullo. (Eclesiástico 9:15- 9:16)  -  10 / 80.

Por la mano del artista la obra es alabada, y el jefe del pueblo aparece sabio en su palabra. Temible en su ciudad el hombre charlatán, el desmedido por su lenguaje se hace odioso. (Eclesiástico 9:17- 9:18)  -  11 / 80.

 El juez sabio adoctrina a su pueblo, la autoridad del sensato está bien regulada.  Según el juez del pueblo, así serán sus ministros, como el jefe de la ciudad, todos sus habitantes. (Eclesiástico 10:1- 10:2)  -  12 / 80.

 El rey sin instrucción arruinará a su pueblo, la ciudad se edifica sobre la prudencia de los dirigentes.  En manos del Señor está el gobierno de la tierra, a su tiempo suscita para ella al que conviene. (Eclesiástico 10:3- 10:4)  -  13 / 80.

 En manos del Señor el recto camino del hombre, él pone su gloria en el escriba.  Sea cual fuere su agravio, no guardes rencor al prójimo, y no hagas nada en un arrebato de violencia. (Eclesiástico 10:5- 10:6)  -  14 / 80.

 Odioso es al Señor y a los hombres el orgullo, para ambos es un yerro la injusticia.  La soberanía pasa de una nación a otra, por las injusticias, las violencias y el dinero. (Eclesiástico 10:7- 10:8)  -  15 / 80.

 ¿Por qué se enorgullece el que es tierra y ceniza? ¡si ya en vida es su vientre podredumbre! La larga enfermedad deja perplejo al médico, y el que hoy es rey fenecerá mañana. (Eclesiástico 10:9- 10:10)  -  16 / 80.

Y cuando un hombre muere, recibe como herencia reptiles, fieras y gusanos. El comienzo del orgullo del hombre es alejarse del Señor, cuando de su Hacedor se apartó su corazón. (Eclesiástico 10:11- 10:12)  -  17 / 80.

Que el comienzo del orgullo es el pecado, el que se agarra a él vierte abominación. Por eso les dio el Señor asombrosos castigos, y les abatió hasta aniquilarlos. Los tronos de los príncipes los volteó el Señor, y en su lugar sentó a los mansos. (Eclesiástico 10:13- 10:14)  -  18 / 80.

Las raíces de los orgullosos las arrancó el Señor, y en su lugar plantó a los humildes. Las comarcas de las naciones las arrasó el Señor, y las destruyó hasta los cimientos de la tierra. (Eclesiástico 10:15- 10:16)  -  19 / 80.

Tomó algunos de ellos y los destruyó, y borró de la tierra su recuerdo. No se ha hecho para los hombres el orgullo, ni el furor de la ira para los nacidos de muJeremías No fue criada por Dios, ni es natural a los hombres la soberbia, ni la cólera al que es hijo de la débil mujer (Eclesiástico 10:17- 10:18)  -  20 / 80.

¿Qué raza es honorable? La del hombre. ¿Qué raza es honorable? Los que temen al Señor. ¿Qué raza es despreciable? La del hombre. ¿Qué raza es despreciable? Los que violan sus mandatos. En medio de sus hermanos es honorable el jefe, y los que temen al Señor, a los ojos de él. (Eclesiástico 10:19- 10:20)  -  21 / 80.

Honrada será la descendencia del que teme a Dios. Mas será deshonrada la de el que traspasa los mandamientos del Señor. Sean ricos, llenos de gloria o pobres, su orgullo es el temor del Señor. (Eclesiástico 10:21- 10:22)  -  22 / 80.

No es justo despreciar al pobre inteligente, ni procede glorificar al pecador porque es rico. Grande, juez y poderoso reciben honores, mas no hay mayor entre ellos que el que teme al Señor. (Eclesiástico 10:23- 10:24)  -  23 / 80.

Al siervo sabio los hombres libres sirven, y el hombre de saber no lo critica. No te hagas el sabio cuando cumples tu obra, no te gloríes en el momento de tu aprieto. (Eclesiástico 10:25- 10:26)  -  24 / 80.

Más vale el que trabaja y le sobra de todo que el que anda gloriándose y carece de pan. Hijo, gloríate con moderación, y estímate en lo que vales. (Eclesiástico 10:27- 10:28)  -  25 / 80.

Al que peca contra sí mismo, ¿quién le justificará? ¿quién apreciará al que desprecia su vida? El pobre es honrado por su saber, y el rico lo es por su riqueza. (Eclesiástico 10:29- 10:30)  -  26 / 80.

Quien es estimado en la pobreza, ¡cuánto más en la riqueza! quien es despreciado en la riqueza, ¡cuánto más en la pobreza!  La sabiduría del humilde le hace erguir la cabeza, y le da asiento entre los grandes. (Eclesiástico 10:31- 11:1)  -  27 / 80.

 No alabes nunca a un hombre por su buen parecer, ni abomines de nadie por su aspecto.  Pequeña entre los que vuelan es la abeja, mas lo que ella elabora es lo más dulce. (Eclesiástico 11:2- 11:3)  -  28 / 80.

 No te gloríes del manto que te envuelve, el día de la gloria no te engrías; pues admirables son las obras del Señor, pero están ocultas a los hombres.  Muchos tiranos se sentaron en el suelo, y un desconocido se puso la diadema. (Eclesiástico 11:4- 11:5)  -  29 / 80.

 Muchos poderosos fueron muy deshonrados, y hombres ilustres entregados a otras manos.  Sin haberte informado no reprendas, reflexiona primero y haz luego tu reproche. (Eclesiástico 11:6- 11:7)  -  30 / 80.

 Sin haber escuchado no respondas ni interrumpas en medio del discuro.  Por lo que no te incumbe no discutas, y en las contiendas de los pecadores no te mezcles. (Eclesiástico 11:8- 11:9)  -  31 / 80.

Hijo, no te metas en múltiples asuntos, si los multiplicas no saldrás bien parado; aunque los persigas no los alcanzarás ni podrás escapar aunque quieras huir. Hay quien se agota, se fatiga y se apresura, y cuanto más, más tarde llega. (Eclesiástico 11:10- 11:11)  -  32 / 80.

Hay quien es débil, necesitado de apoyo, falto de bienes y sobrado de pobreza, mas los ojos del Señor le miran para bien, él le recobra de su humillación. Levanta su cabeza, y por él se admiran muchos. (Eclesiástico 11:12- 11:13)  -  33 / 80.

Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor. De Dios son la sabiduría y la disciplina y la ciencia de la Ley; y de Él son la caridad y las obras que hacen los buenos. (Eclesiástico 11:14- 11:15)  -  34 / 80.

El error y las tinieblas son propios de los pecadores y los que se glorían en el mal, envejecen en la malicia. El don del Señor con los piadosos permanece, y su complacencia les lleva por buen camino para siempre. (Eclesiástico 11:16- 11:17)  -  35 / 80.

Hay quien se hace rico a fuerza de engaño y avaricia, y esta es la parte de su recompensa: cuando dice: «Ya he logrado reposo, ahora voy a comer de mis bienes», no sabe qué tiempo va a venir, morirá y se lo dejará a otros. (Eclesiástico 11:18- 11:19)  -  36 / 80.

Manténte en tu quehacer y conságrate a él, en tu tarea envejece. No te admires de las obras del pecador, confía en el Señor y en tu esfuerzo persevera. Que es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de golpe al indigente. (Eclesiástico 11:20- 11:21)  -  37 / 80.

La bendición del Señor es la recompensa del piadoso, y en un instante hace florecer su bendición. No digas: «¿De qué he menester? o ¿qué bienes me vendrán todavía?» (Eclesiástico 11:22- 11:23)  -  38 / 80.

No digas: «Tengo bastante con ellos, ¿qué mal puede alcanzarme ahora?» Día de bienes, olvido de males, día de males, olvido de bienes. (Eclesiástico 11:24- 11:25)  -  39 / 80.

Que es fácil al Señor, el día de la muerte, pagar a cada uno según su proceder. El mal de una hora el placer hace olvidar, al final del hombre se descubren sus obras. (Eclesiástico 11:26- 11:27)  -  40 / 80.

Antes del fin no llames feliz a nadie, que sólo a su término es conocido el hombre. No metas a cualquiera en tu casa, que son muchos los lazos del taimado. (Eclesiástico 11:28- 11:29)  -  41 / 80.

Perdiz cautiva en su jaula, tal es el corazón del orgulloso, como el espía acecha tu caída. Cambiando el bien por el mal, está al acecho, y a las cosas más limpias pone mancha. (Eclesiástico 11:30- 11:31)  -  42 / 80.

Con una chispa se enciende un brasero, así el pecador tiende lazos en busca de sangre. Guárdate del malvado, porque maquina el mal, no sea que te manche para siempre. (Eclesiástico 11:32- 11:33)  -  43 / 80.

Mete en casa al extraño, y te traerá el desorden, te hará extraño a tu propia familia.  Si haces el bien, mira a quién lo haces, y por tus beneficios recibirás favor. (Eclesiástico 11:34- 12:1)  -  44 / 80.

 Haz bien al piadoso; hallarás recompensa, si no de él, al menos del Altísimo.  No habrá bienes para el que en mal persiste, ni para quien no agradece la limosna. (Eclesiástico 12:2- 12:3)  -  45 / 80.

 Da al hombre piadoso, y del pecador no te cuides.  Haz bien al humilde y no des al impío; niégale su pan, no se lo des, para que no llegue con ello a dominarte. Pues un mal duplicado encontrarías por todos los bienes que le hubieres hecho. (Eclesiástico 12:4- 12:5)  -  46 / 80.

 Que también el Altísimo odia a los pecadores, y de los impíos tomará venganza.  Da al hombre de bien, y del pecador no te cuides. (Eclesiástico 12:6- 12:7)  -  47 / 80.

 No se demuestra en la prosperidad el amigo, ni queda oculto en la adversidad el enemigo.  Cuando hay prosperidad, los enemigos se entristecen, mas en la adversidad, hasta el amigo se aleja. (Eclesiástico 12:8- 12:9)  -  48 / 80.

No confíes jamás en tu enemigo, que cual bronce roñoso, así es su maldad. Aunque se haga el humilde y camine encorvado, mira por ti mismo y guárdate de él. Pórtate con él como el que pule un espejo, sábete que no retendrá hasta el fin su roña. (Eclesiástico 12:10- 12:11)  -  49 / 80.

No le pongas junto a ti, no sea que se te revuelva y suplante tu puesto. No le sientes a tu diestra, no sea que tu asiento pretenda, y que al fin comprendas mis palabras, y te pese al recordar mis consejos. ¿Quién se compadecerá del encantador mordido de serpiente y de todos los que se acercan a las fieras? (Eclesiástico 12:12- 12:13)  -  50 / 80.

Lo mismo le ocurre al que convive con el pecador y comparte sus pecados. Una hora aguantará contigo, mas si te desmandas, no lo soportará. (Eclesiástico 12:14- 12:15)  -  51 / 80.

En sus labios pone dulzura el enemigo, mas en su corazón trama arrojarte a la fosa. En sus ojos lagrimea el enemigo, mas si topa ocasión, no se verá harto de tu sangre. Si los males te visitan, primero que tú le encontrarás allí, fingiendo ayurdarte te agarrará el talón. (Eclesiástico 12:16- 12:17)  -  52 / 80.

Meneará su cabeza, batirá palmas, cuchicheará mucho y mudará de cara.  El que toca la pez, se mancha, el que convive con el orgulloso, se hará como él. (Eclesiástico 12:18- 13:1)  -  53 / 80.

 No tomes sobre ti carga pesada, con el más fuerte y rico que tú no convivas. ¿Por qué juntar cántaro con caldero? Este le chocará y aquél se romperá.  El rico agravia y encima se envalentona, el pobre es agraviado y encima ha de excusarse. (Eclesiástico 13:2- 13:3)  -  54 / 80.

 Si le eres útil, se servirá de ti, si eres torpe, te abandonará.  Si tienes algo, vivirá contigo, y te despojará sin fatigarse él. (Eclesiástico 13:4- 13:5)  -  55 / 80.

 ¿Ha menester de ti? Tratará de engañarte, te sonreirá y te dará esperanzas; buenas palabras te dará y dirá: «¿Qué te hace falta?»  Te avergonzará en sus festines, hasta despojarte dos, tres veces, y para terminar se burlará de ti. Después, si te ve, te dejará a un lado, y meneará la cabeza ante ti. (Eclesiástico 13:6- 13:7)  -  56 / 80.

 Guárdate de dejarte engañar, y de ser humillado por estúpido.  Cuando te llame un poderoso, quédate a distancia, que tanto más te llamará. (Eclesiástico 13:8- 13:9)  -  57 / 80.

No te presentes por ti mismo, no sea que te rechace, ni te quedes muy lejos, para no pasar inadvertido. No pretendas hablar con él de igual a igual, ni te fíes de sus muchas palabras. Que con su mucho hablar te pondrá a prueba, como quien pasa el rato, te examinará. (Eclesiástico 13:10- 13:11)  -  58 / 80.

Despiadado es quien no guarda tus palabras, no te ahorrará ni golpes ni cadenas. Observa y ponte bien en guardia, porque caminas junto a tu propia ruina. (Eclesiástico 13:12- 13:13)  -  59 / 80.

Al oír estas cosas, tenlas presentes aún durmiendo y estáte alerta. Ama a Dios toda tu vida e invócalo para que te salve. Todo animal viviente ama a su semejante, y todo hombre a su prójimo. (Eclesiástico 13:14- 13:15)  -  60 / 80.

Todo animal según su especie se une, a su semejante se adhiere el hombre. ¿Cómo podrá convivir lobo con cordero? Así el pecador con el piadoso. (Eclesiástico 13:16- 13:17)  -  61 / 80.

¿Qué paz puede tener la hiena con el perro? ¿qué paz el rico con el indigente? Caza de leones son los onagros en el desierto, así los pobres son presa de los ricos. (Eclesiástico 13:18- 13:19)  -  62 / 80.

Abonimación para el orgulloso es la humilidad, así para el rico es abominación el pobre. El rico que vacila es sostenido por sus amigos, al humilde que cae sus amigos le rechazan. (Eclesiástico 13:20- 13:21)  -  63 / 80.

Cuando el rico resbala, muchos le toman en sus brazos, dice estupideces, y le justifican; resbala el humilde, y se le hacen reproches, dice cosas sensatas, y no se le hace caso. Habla el rico, y todos se callan, y exaltan su palabra hasta las nubes. Habla el pobre y dicen: «¿Quién es éste?» y si se equivoca, se le echa por tierra. (Eclesiástico 13:22- 13:23)  -  64 / 80.

Buena es la riqueza en la que no hay pecado, mala la pobreza al decir del impío. El corazón del hombre modela su rostro tanto hacia el bien como hacia el mal. (Eclesiástico 13:24- 13:25)  -  65 / 80.

Signo de un corazón dichoso es un rostro alegre, la invención de proverbios es penoso ejercicio.  Feliz el hombre que no se ha deslizado con su boca, ni sufre tormento por la tristeza del pecado. (Eclesiástico 13:26- 14:1)  -  66 / 80.

 Feliz aquel a quien su conciencia no reprocha, y que no queda corrido en su esperanza.  Para el hombre mezquino no es buena la riqueza, para el envidioso, ¿de qué sirve el dinero? (Eclesiástico 14:2- 14:3)  -  67 / 80.

 Quien amontona a expensas de sí mismo, para otros amontona, con sus bienes se regalarán otros.  El que es malo para sí, ¿para quién será bueno? No logrará contento en medio de sus tesoros. (Eclesiástico 14:4- 14:5)  -  68 / 80.

 Nadie peor que el que se tortura a sí mismo, esa es la paga de su maldad.  Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido, al final dejará ver su maldad. (Eclesiástico 14:6- 14:7)  -  69 / 80.

 Malo es el de ojo envidioso, que vuelve su rostro y desprecia a los demás.  El ojo del avaro no se satisface con su suerte, la avaricia seca el alma. (Eclesiástico 14:8- 14:9)  -  70 / 80.

El ojo malo se alampa por el pan, hambriento está en su propia mesa. Hijo, trátate bien, conforme a lo que tengas, y presenta dignamente tus ofrendas al Señor. (Eclesiástico 14:10- 14:11)  -  71 / 80.

Recuerda que la muerte no se tardará, y que el pacto del seol no se te ha revelado. Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con largueza. (Eclesiástico 14:12- 14:13)  -  72 / 80.

No te prives de pasarte un buen día, no se te escape la posesión de un deseo legítimo. ¿No dejarás a otro el fruto de tus trabajos y el de tus fatigas, para que a suertes se reparta? (Eclesiástico 14:14- 14:15)  -  73 / 80.

Da y recibe, y recrea tu alma, que en el seol no se puede esperar buena vida. Toda carne como un vestido envejece, pues ley eterna es: hay que morir. (Eclesiástico 14:16- 14:17)  -  74 / 80.

Lo mismo que las hojas sobre árbol tupido, que unas caen y otras brotan, así la generación de carne y sangre: una muere y otra nace. Toda obra corruptible desaparece, y su autor se irá con ella. (Eclesiástico 14:18- 14:19)  -  75 / 80.

Feliz el hombre que se ejercita en la sabiduría, y que en su inteligencia reflexiona, que medita sus caminos en su corazón, y sus secretos considera. (Eclesiástico 14:20- 14:21)  -  76 / 80.

Sale en su busca como el que sigue el rastro, y en sus caminos se pone al acecho. Se asoma a sus ventanas, y a sus puertas escucha. (Eclesiástico 14:22- 14:23)  -  77 / 80.

Acampa muy cerca de su casa, y clava la clavija en sus muros. Monta su tienda junto a ella, y se alberga en su albergue dichoso. (Eclesiástico 14:24- 14:25)  -  78 / 80.

Pone sus hijos a su abrigo, y bajo sus ramas se cobija. Por ella es protegido del calor, y en su gloria se alberga. (Eclesiástico 14:26- 14:27)  -  79 / 80.

 Así hace el que teme al Señor, el que abraza la Ley logra sabiduría.  Como una madre le sale ella al encuentro, le acoge como una esposa virgen. (Eclesiástico 15:1- 15:2)  -  80 / 80.

 

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