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Cerro de los Perdigones, Pozuelo de Alarcón, Madrid

 

Cerro de los Perdigones, Pozuelo de Alarcón, Madrid
(Photo - Date: 21-07-2015 / Time: 21:39:25)

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Cual cinamomo y aspálato aromático he dado fragancia, cual mirra exquisita he dado buen olor, como gálbano y ónice y estacte, como nube de incienso en la Tienda. Cual terebinto he alargado mis ramas, y mis ramas son ramas de gloria y de gracia. (Eclesiástico 24:15- 24:16)  -  1 / 80.

Como la vid he hecho germinar la gracia, y mis flores son frutos de gloria y riqueza. [Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Yo, que permanezco para siempre, soy dada a todos mis hijos, a los que han sido elegidos por Dios.] (Eclesiástico 24:17- 24:18)  -  2 / 80.

Venid a mí los que me deseáis, y hartaos de mis productos. Que mi recuerdo es más dulce que la miel, mi heredad más dulce que panal de miel. (Eclesiástico 24:19- 24:20)  -  3 / 80.

Los que me comen quedan aún con hambre de mí, los que me beben sienten todavía sed. Quien me obedece a mí, no queda avergonzado, los que en mí se ejercitan, no llegan a pecar.» (Eclesiástico 24:21- 24:22)  -  4 / 80.

Todo esto es el libro de la alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob; No dejen de buscar su fuerza en el Señor; permanezcan unidos a él, para que él los fortalezca. El Señor todopoderoso es el único Dios y, fuera de él, no hay otro salvador. Dios prometió a su siervo David que habría de nacer de él, el Rey Fortísimo, que se sentaría sobre un Trono de Gloria para siempre (Eclesiástico 24:23- 24:24)  -  5 / 80.

que rebosa de sabiduría como el Pisón, como el Tigris en días de frutos nuevos; la que desborda inteligencia como el Eufrates, como el Jordán en días de cosecha; (Eclesiástico 24:25- 24:26)  -  6 / 80.

la que rebosa doctrina como el Nilo, como el Guijón en días de vendimia. El primero no ha acabado aún de conocerla, como tampoco el último la ha descubierto aún. (Eclesiástico 24:27- 24:28)  -  7 / 80.

Porque es más vasto que el mar su pensamiento, y su consejo más que el gran abismo. Y yo, como canal derivado de un río, como caz que al paraíso sale, (Eclesiástico 24:29- 24:30)  -  8 / 80.

y dije: «Voy a regar mi huerto, a empapar mi tablar.» Y que aquí que mi canal se ha convertido en río, y mi río se ha hecho un mar. Aún haré lucir como la aurora la instrucción, lo más lejos posible la daré a conocer. (Eclesiástico 24:31- 24:32)  -  9 / 80.

Aún derramaré la enseñanza como profecía, la dejaré por generaciones de siglos. Ved que no sólo para mí me he fatigado, sino para todos aquellos que la buscan. (Eclesiástico 24:33- 24:34)  -  10 / 80.

Con tres cosas me adorno y me presento embellecida delante del Señor y de los hombres: la concordia entre hermanos, la amistad entre vecinos y una mujer y un marido que se llevan bien. Pero hay tres clases de gente que aborrezco y que me irritan por su manera de vivir: un pobre soberbio, un rico mentiroso y un viejo adúltero que ha perdido el juicio. (Eclesiástico 25:1- 25:2)  -  11 / 80.

Si no has ahorrado en la juventud, ¿cómo vas a encontrar algo en tu vejez? ¡Qué bello adorno para las canas es saber juzgar y para los ancianos, ser hombres de consejo! (Eclesiástico 25:3- 25:4)  -  12 / 80.

¡Qué hermosa es la sabiduría de los ancianos, la reflexión y el consejo en la gente respetable! Corona de los ancianos es una rica experiencia, y su orgullo, el temor del Señor. (Eclesiástico 25:5- 25:6)  -  13 / 80.

Hay nueve cosas imaginables, que considero felices, y la décima, también las voy a mencionar: un hombre que está contento de sus hijos y uno que ve en vida la caída de sus enemigos. ¡Feliz el que vive con una esposa inteligente, el que no ha incurrido en falta con su lengua y el que no ha servido a un patrón indigno de él! (Eclesiástico 25:7- 25:8)  -  14 / 80.

¡Feliz el que ha encontrado la prudencia y el que la expone ante un auditorio atento! ¡Qué grande es aquel que encontró la sabiduría! Pero nadie aventaja al que teme al Señor: (Eclesiástico 25:9- 25:10)  -  15 / 80.

el temor del Señor supera a todos lo demás, y el que lo posee ¿a quién se puede comparar? El temor del Señor es el comienzo de su amor, y es por la fe que uno empieza a unirse a él. (Eclesiástico 25:11- 25:12)  -  16 / 80.

¡Cualquier herida, menos la del corazón! ¡Cualquier maldad, menos la de una mujer! ¡Cualquier desgracia, menos la causada por el odio! ¡Cualquier venganza, menos la de un enemigo! (Eclesiástico 25:13- 25:14)  -  17 / 80.

No hay peor veneno que el de la serpiente, ni peor furia que la de la muJeremías Preferiría habitar con un león o un dragón antes que vivir con una mala muJeremías (Eclesiástico 25:15- 25:16)  -  18 / 80.

La maldad de una mujer desfigura su semblante y vuelve su rostro huraño como un oso. Su marido se va a sentar en medio de sus vecinos y no puede reprimir sus amargos gemidos. (Eclesiástico 25:17- 25:18)  -  19 / 80.

Toda maldad es pequeña comparada con la de la mujer: ¡que caiga sobre ella la suerte del pecador! Cuesta arenosa para los pies de un anciano es la mujer charlatana para un esposo apacible. (Eclesiástico 25:19- 25:20)  -  20 / 80.

No te dejes cautivar por los encantos de una mujer ni te apasiones por ella. Estallido de enojo, infamia y una gran vergüenza esperan al hombre que es mantenido por su muJeremías (Eclesiástico 25:21- 25:22)  -  21 / 80.

Corazón abatido, rostro sombrío y pena del alma es una mala muJeremías Manos inertes y rodillas paralizadas es la mujer que no hace feliz al marido. Por una mujer tuvo comienzo el pecado, y a causa de ella, todos morimos. (Eclesiástico 25:23- 25:24)  -  22 / 80.

No dejes correr el agua ni des libertad a una mala muJeremías Si no camina como tú le indicas, arráncala de tu propia carne. (Eclesiástico 25:25- 25:26)  -  23 / 80.

 Feliz el marido de mujer buena, el número de sus días se duplicará.  Mujer varonil da contento a su marido, que acaba en paz la suma de sus años. (Eclesiástico 26:1- 26:2)  -  24 / 80.

 Mujer buena es buena herencia, asignada a los que temen al Señor:  sea rico o pobre, su corazón es feliz, en todo tiempo alegre su semblante. (Eclesiástico 26:3- 26:4)  -  25 / 80.

 Tres cosas hay que teme mi corazón, y una cuarta me espanta: desunión de ciudad, motín de plebe, y falsa acusación: todo ello más penoso que la muerte;  pero dolor de corazón y duelo es una mujer celosa de otra, látigo de lengua que con todos se enzarza. (Eclesiástico 26:5- 26:6)  -  26 / 80.

 Yugo mal sujeto es la mujer mala, tratar de dominarla es como agarrar un escorpión.  Blanco de gran ira es la mujer bebedora, no podrá ocultar su ignominia. (Eclesiástico 26:7- 26:8)  -  27 / 80.

 La lujuria de la mujer se ve en la procacidad de sus ojos, en sus párpados se reconoce. Sobre hija desenvuelta refuerza la guardia, no sea que, si ve descuido, se aproveche. (Eclesiástico 26:9- 26:10)  -  28 / 80.

Guárdate de ir tras ojos descarados, no te extrañes si te llevan al mal. Cual caminante sediento abre ella la boca, y de toda agua que se topa bebe; ante toda clavija de tienda, impúdica, se sienta, y a toda flecha abre su aljaba. (Eclesiástico 26:11- 26:12)  -  29 / 80.

La gracia de la mujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos. Un don del Señor la mujer silenciosa, no tiene precio la bien educada. (Eclesiástico 26:13- 26:14)  -  30 / 80.

Gracia de gracias la mujer pudorosa, no hay medida para pesar a la dueña de sí misma. Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en una casa en orden. (Eclesiástico 26:15- 26:16)  -  31 / 80.

Lámpara que brilla en sagrado candelero es la hermosura de un rostro sobre un cuerpo esbelto. Columnas de oro sobre basas de plata, las bellas pierras sobre talones firmes. (Eclesiástico 26:17- 26:18)  -  32 / 80.

Dos cosas entristecen mi corazón y la tercera me produce mal humor: el guerrero que desfallece de indigencia, los inteligentes cuando son menospreciados, y el que de la justicia al pecado reincide: el Señor le destina a la espada. Difícilmente se libra de falta el negociante, el comerciante no quedará limpio de pecado. (Eclesiástico 26:19- 26:20)  -  33 / 80.

 Por amor a la ganancia han pecado muchos, el que trata de enriquecerse desvía la mirada.  Entre dos piedras juntas se planta una estaca, y entre venta y compra se introduce el pecado. (Eclesiástico 27:1- 27:2)  -  34 / 80.

 Quien no se aferra enseguida al temor del Señor, pronto verá derruida su casa.  Cuando la criba se sacude, quedan los desechos; así en su reflexión se ven las vilezas del hombre. (Eclesiástico 27:3- 27:4)  -  35 / 80.

 El horno prueba las vasijas de alfarero, la prueba del hombre está en su razonamiento.  El fruto manifiesta el cultivo del árbol; así la palabra, el del pensamiento del corazón humano. (Eclesiástico 27:5- 27:6)  -  36 / 80.

 Antes que se pronuncie no elogies a nadie, que esa es la prueba de los hombres.  Si persigues la justicia, la alcanzarás, y la revestirás como túnica de gloria. (Eclesiástico 27:7- 27:8)  -  37 / 80.

 Los pájaros van a posarse donde sus semejantes, la verdad vuelve a quienes la practican. El león acecha a su presa, así el pecado a los que practican la injusticia. (Eclesiástico 27:9- 27:10)  -  38 / 80.

La conversación del piadoso es siempre sabiduría, mas el insensato cambia como la luna. En medio de imbéciles aguarda tu momento, entre los que piensan demórate. (Eclesiástico 27:11- 27:12)  -  39 / 80.

La conversación de los necios es algo irritante, su risa estalla en la molicie del pecado. El hablar del jurador eriza los cabellos, ante sus disputas se tapan los oídos. (Eclesiástico 27:13- 27:14)  -  40 / 80.

Disputa de orgullosos trae efusión de sangre, sus injurias son penosas de oír. Quien revela los secretos, pierde el crédito, no encontrará jamás amigo íntimo. (Eclesiástico 27:15- 27:16)  -  41 / 80.

Ama a tu amigo y confíate a él, mas si revelas sus secretos, deja de ir tras él; porque como el que mata elimina a su víctima, así has destruido la amistad de tu compañero. (Eclesiástico 27:17- 27:18)  -  42 / 80.

Como a pájaro que soltaste de tu mano, así has perdido a tu compañero y no lo recobrarás. No vayas en su busca, porque se fue lejos, huyó como gacela de la red. (Eclesiástico 27:19- 27:20)  -  43 / 80.

Que la herida puede ser vendada, y para la injuria hay reconciliación, pero el que reveló el secreto, perdió toda esperanza. Quien guiña el ojo, anda urdiendo el mal, nadie podrá apartarle de él. (Eclesiástico 27:21- 27:22)  -  44 / 80.

Ante tus ojos pone dulce su boca, y por tus palabras muestra admiración; mas después cambia de lenguaje, y con tus palabras anda dando escándalo. Muchas cosas detesto, mas nada como a éste, y también el Señor le detesta. (Eclesiástico 27:23- 27:24)  -  45 / 80.

Quien tira una piedra al aire, sobre su propia cabeza la tira, el golpe a traición devuelve heridas. Quien cava una fosa, caerá en ella, quien tiende una red, en ella quedará preso. (Eclesiástico 27:25- 27:26)  -  46 / 80.

Quien hace el mal, lo verá caer sobre sí sin saber de dónde le viene. Escarnio y ultraje son cosa de orgulloso, mas la venganza como león le acecha. (Eclesiástico 27:27- 27:28)  -  47 / 80.

Caerán en la red los que se alegran de la caída de los piadosos, el dolor los consumirá antes de su muerte. Rencor e ira son también abominables, esa es la propiedad del pecador. (Eclesiástico 27:29- 27:30)  -  48 / 80.

 El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta exacta llevará de sus pecados.  Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados. (Eclesiástico 28:1- 28:2)  -  49 / 80.

 Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación?  De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón por sus propios pecados! (Eclesiástico 28:3- 28:4)  -  50 / 80.

 El, que sólo es carne, guarda rencor, ¿quién obtendrá el perdón de sus pecados?  Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar, recuerda la corrupción y la muerte, y sé fiel a los mandamientos. (Eclesiástico 28:5- 28:6)  -  51 / 80.

 Recuerda los mandamientos, y no tengas rencor a tu prójimo, recuerda la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.  Absténte de disputas y evitarás el pecado, porque el apasionado atiza las disputas. (Eclesiástico 28:7- 28:8)  -  52 / 80.

 El pecador enzarza a los amigos, entre los que están en paz siembra discordia. Según sea la leña, así arde el fuego, según su violencia, arde la disputa; según la fuerza del hombre es su furor y conforme a su riqueza sube su ira. (Eclesiástico 28:9- 28:10)  -  53 / 80.

Riña súbita prende fuego, disputa precipitada vierte sangre. Si soplas una chispa, prenderá, si la escupes, se apagará, y ambas cosas salen de tu boca. (Eclesiástico 28:11- 28:12)  -  54 / 80.

Al soplón de lengua doble, maldícele, que ha perdido a muchos que vivían en paz. A muchos sacudió la lengua triple, los dispersó de nación en nación; arrasó ciudades fuertes y derruyó casas de magnates. (Eclesiástico 28:13- 28:14)  -  55 / 80.

La lengua triple repudió a mujeres varoniles, las privó del fruto de sus trabajos. El que la atiende no encontrará reposo, ni plantará su tienda en paz. (Eclesiástico 28:15- 28:16)  -  56 / 80.

El golpe del látigo produce cardenales, el golpe de la lengua quebranta los huesos. Muchos han caído a filo de espada, mas no tantos como los caídos por la lengua. (Eclesiástico 28:17- 28:18)  -  57 / 80.

Feliz el que de ella se resguarda, el que no pasa a través de su furor, el que su yugo no ha cargado, ni ha sido atado con sus coyundas. Porque su yugo es yugo de hierro, y coyundas de bronce sus coyundas. (Eclesiástico 28:19- 28:20)  -  58 / 80.

Muerte funesta la muerte que ella da, ¡el seol es preferible a ella! Mas no tiene poder sobre los piadosos, en su llama no se quemarán. (Eclesiástico 28:21- 28:22)  -  59 / 80.

Los que abandonan al Señor caerán en ella, en ellos arderá y no se apagará. Como un león se lanzará contra ellos, como una pantera los desgarrará. Mira, cerca tu hacienda con espinos, encierra bien tu plata y tu oro. (Eclesiástico 28:23- 28:24)  -  60 / 80.

A tus palabras pon balanza y peso, a tu boca pon puerta y cerrojo. Guárdate bien de resbalar por ella, no sea que caigas ante el que te acecha. (Eclesiástico 28:25- 28:26)  -  61 / 80.

 Quien hace misericordia, presta al prójimo, quien le apoya con su mano, guarda los mandamientos.  Presta a tu prójimo cuando se halle en necesidad, y por tu parte restituye a tiempo al prójimo. (Eclesiástico 29:1- 29:2)  -  62 / 80.

 Mantén tu palabra y ten confianza en él, y en toda ocasión encontrarás lo que necesitas.  Muchos consideran el préstamo como una ganga, y a los que les han socorrido causan sinsabores. (Eclesiástico 29:3- 29:4)  -  63 / 80.

 Hasta que no recibe, besa las manos de su prójimo, y ante su dinero humilla la voz; pero al tiempo de la restitución da largas, responde con palabras negligentes y echa la culpa a las circustancias.  Si puede, el otro recibirá apenas la mitad, y aun lo tendrá como una ganga. Si no, se quedará sin su dinero, y se habrá ganado sin necesidad un enemigo, que le devolverá maldiciones e injurias y le dará, en vez de gloria, vilipendio. (Eclesiástico 29:5- 29:6)  -  64 / 80.

 Muchos, sin malicia, vuelven las espaldas, pues temen ser despojados sin necesidad.  Pero con el humilde muéstrate paciente, y a tu limosna no des largas. (Eclesiástico 29:7- 29:8)  -  65 / 80.

 En atención al mandamiento, acoge al indigente, según su necesidad no le despidas vacío. Gasta dinero por el hermano y el amigo, que no se te enroñe bajo la piedra y lo pierdas. (Eclesiástico 29:9- 29:10)  -  66 / 80.

Coloca tu tesoro según los mandamientos del Altísimo, y te dará provecho más que el oro. Encierra la limosna en tus graneros, ella te preservará de todo mal. (Eclesiástico 29:11- 29:12)  -  67 / 80.

Mejor que recio escudo y que pesada lanza frente al enemigo combatirá por ti. El hombre bueno sale fiador de su prójimo, el que ha perdido la vergüenza, lo deja abandonado. (Eclesiástico 29:13- 29:14)  -  68 / 80.

No olvides los favores de tu fiador, pues él se ha expuesto por ti. El pecador dilapida los bienes de su fiador, el ingrato abandona en su corazón al que le ha salvado. (Eclesiástico 29:15- 29:16)  -  69 / 80.

La fianza perdió a muchos que iban bien, los sacudió como ola del mar. Echó de su patria a hombres poderosos, que anduvieron errando por naciones extrañas. (Eclesiástico 29:17- 29:18)  -  70 / 80.

Pecador que se presta a la fianza buscando especular, incurre en juicio. Acoge al prójimo según tus recursos, y cuida de no caer tú mismo. (Eclesiástico 29:19- 29:20)  -  71 / 80.

Lo primero para vivir es agua, pan, vestido, y casa para abrigarse. Más vale vida de pobre bajo techo de tablas que comida suntuosa en casa de extraños. (Eclesiástico 29:21- 29:22)  -  72 / 80.

En lo poco y en lo mucho ten buena cara, y no escucharás reproches de tu huésped. Triste vida andar de casa en casa: donde te hospedes no podrás abrir la boca. (Eclesiástico 29:23- 29:24)  -  73 / 80.

Hospedarás y darás de beber a desagradecidos, y encima tendrás que oír cosas amargas: «Pasa, huésped, adereza la mesa, si tienes algo a mano, dame de comer.» (Eclesiástico 29:25- 29:26)  -  74 / 80.

- «Vete, huésped, cede el puesto a uno más digno, viene a hospedarse mi hermano, necesito la casa.» Duro es para un hombre de sentimiento tal desprecio de la casa, tal insulto propio para un deudor. (Eclesiástico 29:27- 29:28)  -  75 / 80.

 El que ama a su hijo, le azota sin cesar, para poderse alegrar en su futuro.  El que enseña a su hijo, sacará provecho de él, entre sus conocidos de él se gloriará. (Eclesiástico 30:1- 30:2)  -  76 / 80.

 El que instruye a su hijo, pondrá celoso a su enemigo, y ante sus amigos se sentirá gozoso.  Murió su padre, y como si no hubiera muerto, pues dejó tras de sí un hombre igual que él. (Eclesiástico 30:3- 30:4)  -  77 / 80.

 En su vida le mira con contento, y a su muerte no se siente triste.  Contra sus enemigos deja un vengador, y para los amigos quien les pague sus favores. (Eclesiástico 30:5- 30:6)  -  78 / 80.

 El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le conmoverán sus entrañas.  Caballo no domado, sale indócil, hijo consentido, sale libertino. (Eclesiástico 30:7- 30:8)  -  79 / 80.

 Halaga a tu hijo, y te dará sorpresas juega con él, y te traerá pesares. No rías con él, para no llorar y acabar rechinando de dientes. (Eclesiástico 30:9- 30:10)  -  80 / 80.

 

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