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Cerro de los Perdigones, Pozuelo de Alarcón, Madrid

 

Cerro de los Perdigones, Pozuelo de Alarcón, Madrid
(Photo - Date: 02-08-2015 / Time: 21:24:00)

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A tus palabras pon balanza y peso, a tu boca pon puerta y cerrojo. Guárdate bien de resbalar por ella, no sea que caigas ante el que te acecha. (Eclesiástico 28:25- 28:26)  -  1 / 80.

 Quien hace misericordia, presta al prójimo, quien le apoya con su mano, guarda los mandamientos.  Presta a tu prójimo cuando se halle en necesidad, y por tu parte restituye a tiempo al prójimo. (Eclesiástico 29:1- 29:2)  -  2 / 80.

 Mantén tu palabra y ten confianza en él, y en toda ocasión encontrarás lo que necesitas.  Muchos consideran el préstamo como una ganga, y a los que les han socorrido causan sinsabores. (Eclesiástico 29:3- 29:4)  -  3 / 80.

 Hasta que no recibe, besa las manos de su prójimo, y ante su dinero humilla la voz; pero al tiempo de la restitución da largas, responde con palabras negligentes y echa la culpa a las circustancias.  Si puede, el otro recibirá apenas la mitad, y aun lo tendrá como una ganga. Si no, se quedará sin su dinero, y se habrá ganado sin necesidad un enemigo, que le devolverá maldiciones e injurias y le dará, en vez de gloria, vilipendio. (Eclesiástico 29:5- 29:6)  -  4 / 80.

 Muchos, sin malicia, vuelven las espaldas, pues temen ser despojados sin necesidad.  Pero con el humilde muéstrate paciente, y a tu limosna no des largas. (Eclesiástico 29:7- 29:8)  -  5 / 80.

 En atención al mandamiento, acoge al indigente, según su necesidad no le despidas vacío. Gasta dinero por el hermano y el amigo, que no se te enroñe bajo la piedra y lo pierdas. (Eclesiástico 29:9- 29:10)  -  6 / 80.

Coloca tu tesoro según los mandamientos del Altísimo, y te dará provecho más que el oro. Encierra la limosna en tus graneros, ella te preservará de todo mal. (Eclesiástico 29:11- 29:12)  -  7 / 80.

Mejor que recio escudo y que pesada lanza frente al enemigo combatirá por ti. El hombre bueno sale fiador de su prójimo, el que ha perdido la vergüenza, lo deja abandonado. (Eclesiástico 29:13- 29:14)  -  8 / 80.

No olvides los favores de tu fiador, pues él se ha expuesto por ti. El pecador dilapida los bienes de su fiador, el ingrato abandona en su corazón al que le ha salvado. (Eclesiástico 29:15- 29:16)  -  9 / 80.

La fianza perdió a muchos que iban bien, los sacudió como ola del mar. Echó de su patria a hombres poderosos, que anduvieron errando por naciones extrañas. (Eclesiástico 29:17- 29:18)  -  10 / 80.

Pecador que se presta a la fianza buscando especular, incurre en juicio. Acoge al prójimo según tus recursos, y cuida de no caer tú mismo. (Eclesiástico 29:19- 29:20)  -  11 / 80.

Lo primero para vivir es agua, pan, vestido, y casa para abrigarse. Más vale vida de pobre bajo techo de tablas que comida suntuosa en casa de extraños. (Eclesiástico 29:21- 29:22)  -  12 / 80.

En lo poco y en lo mucho ten buena cara, y no escucharás reproches de tu huésped. Triste vida andar de casa en casa: donde te hospedes no podrás abrir la boca. (Eclesiástico 29:23- 29:24)  -  13 / 80.

Hospedarás y darás de beber a desagradecidos, y encima tendrás que oír cosas amargas: «Pasa, huésped, adereza la mesa, si tienes algo a mano, dame de comer.» (Eclesiástico 29:25- 29:26)  -  14 / 80.

- «Vete, huésped, cede el puesto a uno más digno, viene a hospedarse mi hermano, necesito la casa.» Duro es para un hombre de sentimiento tal desprecio de la casa, tal insulto propio para un deudor. (Eclesiástico 29:27- 29:28)  -  15 / 80.

 El que ama a su hijo, le azota sin cesar, para poderse alegrar en su futuro.  El que enseña a su hijo, sacará provecho de él, entre sus conocidos de él se gloriará. (Eclesiástico 30:1- 30:2)  -  16 / 80.

 El que instruye a su hijo, pondrá celoso a su enemigo, y ante sus amigos se sentirá gozoso.  Murió su padre, y como si no hubiera muerto, pues dejó tras de sí un hombre igual que él. (Eclesiástico 30:3- 30:4)  -  17 / 80.

 En su vida le mira con contento, y a su muerte no se siente triste.  Contra sus enemigos deja un vengador, y para los amigos quien les pague sus favores. (Eclesiástico 30:5- 30:6)  -  18 / 80.

 El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le conmoverán sus entrañas.  Caballo no domado, sale indócil, hijo consentido, sale libertino. (Eclesiástico 30:7- 30:8)  -  19 / 80.

 Halaga a tu hijo, y te dará sorpresas juega con él, y te traerá pesares. No rías con él, para no llorar y acabar rechinando de dientes. (Eclesiástico 30:9- 30:10)  -  20 / 80.

No le des libertad en su juventud, y no pases por alto sus errores. Doblega su cerviz mientras es joven, tunde sus costillas cuando es niño, no sea que, volviéndose indócil, te desobedezca, y sufras por él amargura de alma. (Eclesiástico 30:11- 30:12)  -  21 / 80.

Enseña a tu hijo y trabaja en él, para que no tropieces por su desvergüenza. Vale más pobre sano y fuerte de constitución que rico lleno de achaques en su cuerpo. (Eclesiástico 30:13- 30:14)  -  22 / 80.

Salud y buena constitución valen más que todo el oro, cuerpo vigoroso más que inmensa fortuna. Ni hay riqueza mejor que la salud del cuerpo, ni contento mayor que la alegría del corazón. (Eclesiástico 30:15- 30:16)  -  23 / 80.

Mejor es la muerte que una vida amarga, el descanso eterno que enfermedad permanente. Manjares derramados sobre boca cerrada, eso son las ofrendas de alimentos puestas sobre una tumba. (Eclesiástico 30:17- 30:18)  -  24 / 80.

¿De qué le sirve el sacrificio a un ídolo? ¡ni lo comerá ni lo olerá! Así aquel a quien persigue el Señor, que mira con sus ojos y gime. Escomo un eunuco que oprime a una virgen y gime. (Eclesiástico 30:19- 30:20)  -  25 / 80.

No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones. La alegría de corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón, prolongación de sus días. (Eclesiástico 30:21- 30:22)  -  26 / 80.

Engaña tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza; que la tristeza perdió a muchos, y no hay en ella utilidad. Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo. (Eclesiástico 30:23- 30:24)  -  27 / 80.

Un corazón radiante viene bien en las comidas, se preocupa de lo que come.  El insomnio por la riqueza consume las carnes, las preocupaciones que trae ahuyentan el sueño. (Eclesiástico 30:25- 31:1)  -  28 / 80.

 Las preocupaciones del día impiden dormir, la enfermedad grave quita el sueño.  Se afana el rico por juntar riquezas, y cuando descansa, se hastía de sus placeres. (Eclesiástico 31:2- 31:3)  -  29 / 80.

 Se afana el pobre por falta de sustento, y cuando descansa, se acaba en la indigencia.  El que ama el oro no se verá justificado, el que anda tras el lucro se extraviará en él. (Eclesiástico 31:4- 31:5)  -  30 / 80.

 Muchos se arruinaron por causa del oro, su perdición la tenían delante.  Es leño de tropiezo para los que le ofrecen sacrificios, y todo insensato queda preso en él. (Eclesiástico 31:6- 31:7)  -  31 / 80.

 Feliz el rico que fue hallado intachable, que tras el oro no se fue.  ¿Quién es, y le felicitaremos?, pues obró maravillas en su pueblo. (Eclesiástico 31:8- 31:9)  -  32 / 80.

¿Quién sufrió esta prueba y fue hallado perfecto? será para él motivo de gloria. ¿Quién pudo prevaricar y no prevaricó, hacer mal y no lo hizo? Sus bienes se consolidarán, y la asamblea hablará de sus bondades. (Eclesiástico 31:10- 31:11)  -  33 / 80.

¿En mesa suntuosa te has sentado?, no abras hacia ella tus fauces, no digas: «¡Qué de cosas hay aquí!» Recuerda que es cosa mala tener un ojo ávido, ¿qué ha sido creado peor que el ojo? por eso, por cualquier cosa llora. (Eclesiástico 31:12- 31:13)  -  34 / 80.

Donde mire tu huésped no extiendas tú la mano, y no te eches sobre el plato al tiempo que él. Juzga al prójimo como a ti mismo, y en todo asunto actúa con reflexión. (Eclesiástico 31:14- 31:15)  -  35 / 80.

Come como hombre bien educado lo que tienes delante, no te muestres glotón, para no hacerte odioso. Termina el primero por educación, no seas insaciable, y no tendrás tropiezo. (Eclesiástico 31:16- 31:17)  -  36 / 80.

Si en medio de muchos te has sentado a la mesa, no alargues tu mano antes que ellos. ¡Qué poco le basta a un hombre bien educado!, y luego en el lecho no resuella. (Eclesiástico 31:18- 31:19)  -  37 / 80.

A vientre moderado, sueño saludable, se levanta temprano y es dueño de sí. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable. Si te viste obligado a comer demasiado, levántate, vomítalo lejos, y quedarás tranquilo. (Eclesiástico 31:20- 31:21)  -  38 / 80.

Oyeme, hijo, y no me desprecies, al fin comprenderás mis palabras. En todo lo que hagas sé moderado, y no te vendrá enfermedad alguna. Al espléndido en las comidas le bendicen los labios, el testimonio de su munificencia es firme. (Eclesiástico 31:22- 31:23)  -  39 / 80.

Al mezquino en la comida le murmura la ciudad, el testimonio de su mezquindad es minucioso. Con el vino no te hagas el valiente, porque a muchos ha perdido el vino. (Eclesiástico 31:24- 31:25)  -  40 / 80.

El horno prueba el temple del acero, así el vino a los corazones en disputa de orgullosos. Como la vida es el vino para el hombre, si lo bebes con medida. ¿Qué es la vida a quien le falta el vino, que ha sido creado para contento de los hombres? (Eclesiástico 31:26- 31:27)  -  41 / 80.

Regocijo del corazón y contento del alma es el vino bebido a tiempo y con medida. Amargura del alma, el vino bebido con exceso por provocación o desafío. (Eclesiástico 31:28- 31:29)  -  42 / 80.

La embriaguez acrecienta el furor del insensato hasta su caída, disminuye la fuerza y provoca las heridas. En banquete no reproches a tu prójimo, no le desprecies cuando está contento, palabra injuriosa no le digas ni le molestes reclamándole dinero. (Eclesiástico 31:30- 31:31)  -  43 / 80.

 ¿Te han nombrado presidente? No te engrías, sé entre los demás como uno de ellos; atiéndeles, y después te sientas.  Cuando hayas cumplido todo tu menester, tomo asiento, para que con ellos te alegres, y por tu acierto recibas la corona. (Eclesiástico 32:1- 32:2)  -  44 / 80.

 Habla, anciano, que te está bien, pero con discreción y sin estorbar la música.  Durante la audición, no derrames locuacidad, no te hagas el sabio a destiempo. (Eclesiástico 32:3- 32:4)  -  45 / 80.

 Sello de carbunclo en alhaja de oro, así es un concierto musical de un banquete.  Sello de esmeralda en montura de oro, así es una melodía entre vino delicioso. (Eclesiástico 32:5- 32:6)  -  46 / 80.

 Habla, joven, si te es necesario, dos veces a lo sumo, si se te pregunta.  Resume tu discurso, di mucho en poco, sé como quien sabe y al mismo tiempo calla. (Eclesiástico 32:7- 32:8)  -  47 / 80.

 Entre grandes no te iguales a ellos, si otro habla, no te excedas en hablar. Al trueno se adelanta el relámpago, así al modesto le antecede la gracia. (Eclesiástico 32:9- 32:10)  -  48 / 80.

Llegada la hora levántate, no te rezagues, ve corriendo a casa, no te hagas el remolón. Allí, diviértete y haz lo que te plazca, mas no peques con palabras insolentes. (Eclesiástico 32:11- 32:12)  -  49 / 80.

Y por todo esto bendice a tu Hacedor, que te colma de sus bienes. El que teme al Señor acepta la instrucción, los que madrugan encuentran su favor. (Eclesiástico 32:13- 32:14)  -  50 / 80.

El que busca la ley se llena de ella, al hipócrita le sirve de tropiezo. Los que temen al Señor son justificados, hacen brillar sus buenas acciones como luz. (Eclesiástico 32:15- 32:16)  -  51 / 80.

El pecador rehúye la reprensión, según su voluntad encuentra excusa. El varón de consejo no descuida la reflexión, el extraño y el orgulloso no se encogen de miedo. (Eclesiástico 32:17- 32:18)  -  52 / 80.

Sin consejo no hagas nada, y no te arrepentirás de tus acciones. Por caminos escabrosos no vayas, y no tropezarás en piedras. (Eclesiástico 32:19- 32:20)  -  53 / 80.

No te confies en camino inexplorado, y de tus hijos guárdate. (Eclesiástico 32:21- 32:22)  -  54 / 80.

En todos tus actos vela sobre ti, que esto es también guardar los mandamientos. El que tiene confianza en la ley atiende a los mandamientos, y el que pone su confianza en el Señor no sufre daño. (Eclesiástico 32:23- 32:24)  -  55 / 80.

 Al que teme al Señor ningún mal le sucede, aunque sufra una prueba, se verá librado.  El varón sabio no aborrece la ley, mas el que finge observarla es como nave en borrasca. (Eclesiástico 33:1- 33:2)  -  56 / 80.

 El hombre inteligente pone su confianza en la ley, la ley es para él digna de fe como un oráculo.  Prepara tu discurso, y serás así escuchado, concentra tu saber y responde. (Eclesiástico 33:3- 33:4)  -  57 / 80.

 Rueda de carro son las entrañas del necio, como eje que da vueltas, su razonamiento.  Caballo de remonta, así el amigo burlón, bajo todo el que lo monta relincha. (Eclesiástico 33:5- 33:6)  -  58 / 80.

 ¿Por qué un día es superior a otro, si toda la luz de cada día del año viene del sol?  En la mente del Señor fueron diferenciados, él hizo distintas estaciones y fiestas. (Eclesiástico 33:7- 33:8)  -  59 / 80.

 A unos los ensalzó y santificó, a otros los hizo días ordinarios. Así todos los hombres vienen del suelo, de la tierra fue creado Adán. (Eclesiástico 33:9- 33:10)  -  60 / 80.

Con su gran sabiduría los diferenció el Señor, e hizo distintos sus caminos. A unos los bendijo y ensalzó, los santificó y los puso junto a sí; a otros los maldijo y humilló y los derribó de su puesto. (Eclesiástico 33:11- 33:12)  -  61 / 80.

Como la arcilla del alfarero está en su mano, - y todos sus caminos en su voluntad -, así los hombres en la mano de su Hacedor, que a cada uno da según su juicio. Frente al mal está el bien, frente a la muerte, la vida. Así frente al piadoso, el pecador. (Eclesiástico 33:13- 33:14)  -  62 / 80.

Fíjate, pues, en todas las obras del Altísimo, dos a dos, una frente a otra. También yo, el último, me he desvelado, como quien racima tras de los viñadores. (Eclesiástico 33:15- 33:16)  -  63 / 80.

Por la bendición del Señor me he adelantado, y como viñador he llenado el lagar. Mirad que no para mí solo me he afanado, sino para todos los que buscan la instrucción. (Eclesiástico 33:17- 33:18)  -  64 / 80.

Escuchadme, grandes del pueblo, jefes de la asamblea, prestad oído. A hijo y mujer, a hermano y amigo no des poder sobre ti en vida tuya. No des a otros tus riquezas, no sea que, arrepentido, tengas que suplicar por ellas. (Eclesiástico 33:19- 33:20)  -  65 / 80.

Mientras vivas y haya aliento en ti, no te enajenes a ti mismo a nadie. Pues es mejor que tus hijos te pidan, que no que tengas que mirar a los manos de tus hijos. (Eclesiástico 33:21- 33:22)  -  66 / 80.

En todas tus obras muéstrate con dominio, no pongas mancha en tu gloria. Cuando se acaben los días de tu vida, a la hora de la muerte, reparte tu herencia. (Eclesiástico 33:23- 33:24)  -  67 / 80.

Al asno, forraje, palo y carga, al criado, pan, instrucción y trabajo. Haz trabajar al siervo, y encontrarás descanso, deja libres sus manos, y buscará la libertad. (Eclesiástico 33:25- 33:26)  -  68 / 80.

Yugo y riendas doblegan la cerviz, al mal criado torturas e inquisiciones. Mándale trabajar para que no esté ocioso, que mucho mal enseñó la ociosidad. (Eclesiástico 33:27- 33:28)  -  69 / 80.

Ponle trabajo como le corresponde, si no obedece, carga sus pies de grillos. Pero no te sobrepases con nadie, no hagas nada sin equidad. (Eclesiástico 33:29- 33:30)  -  70 / 80.

Si tienes un criado, sea como tú, porque con sangre lo adquiriste. Si tienes un criado, trátale como hermano, porque has menester de él como de ti mismo. (Eclesiástico 33:31- 33:32)  -  71 / 80.

Si le maltratas, y levantándose, se escapa, ¿por qué camino irás a buscarle?  Las esperanzas vanas y engañosas son para el imbécil, los sueños dan alas a los insensatos. (Eclesiástico 33:33- 34:1)  -  72 / 80.

 Tratar de asir una sombra o perseguir el viento es buscar apoyo en los sueños.  Espejo y sueño son casas semejantes, frente a un rostro, una imagen de rostro. (Eclesiástico 34:2- 34:3)  -  73 / 80.

 De los impuros, ¿qué pureza puede resultar? de la mentira, ¿qué verdad puede salir?  Adivinaciones, augurios y sueños cosas vanas son, como fantasías de corazón de mujer en parto. (Eclesiástico 34:4- 34:5)  -  74 / 80.

 A menos que te sean enviadas por el Altísimo en visita, no abras tu corazón a estas cosas.  Que a muchos extraviaron los sueños, y cayeron los que en ellos esperaban. (Eclesiástico 34:6- 34:7)  -  75 / 80.

 Sin dolo se ha de cumplir la Ley, y sabiduría en boca fiel es perfección.  Hombre que ha corrido mundo sabe muchas cosas, el que tiene experiencia se expresa con inteligencia. (Eclesiástico 34:8- 34:9)  -  76 / 80.

Quien no ha pasado pruebas poco sabe, quien ha corrido mundo posee gran destreza. Muchas cosas he visto en el curso de mis viajes, más vasta que mis palabras es mi inteligencia. (Eclesiástico 34:10- 34:11)  -  77 / 80.

Bien de veces he estado en peligro de muerte, y me salvé gracias a todo esto. El espíritu de los que temen al Señor vivirá, porque su esperanza está puesta en aquel que los salva. (Eclesiástico 34:12- 34:13)  -  78 / 80.

Quien teme al Señor de nada tiene miedo, y no se intimida, porque él es su esperanza. Feliz el alma del que teme al Señor: ¿en quién se sostiene? ¿cuál es su apoyo? (Eclesiástico 34:14- 34:15)  -  79 / 80.

Los ojos del Señor sobre quienes le aman, poderosa protección, probado apoyo, abrigo contra el viento abrasador, abrigo contra el ardor del mediodía, guardia contra tropiezos, auxilio contra caídas, que levanta el alma, alumbra los ojos, da salud, vida y bendición. (Eclesiástico 34:16- 34:17)  -  80 / 80.

 

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