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Cerro de los Perdigones, Pozuelo de Alarcón, Madrid

 

Cerro de los Perdigones, Pozuelo de Alarcón, Madrid
(Photo - Date: 21-07-2015 / Time: 21:39:07)

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Llora al muerto, pues la luz le abandonó, llora también al necio, porque dejó la inteligencia. Llora más suavemente al muerto, porque ya reposa, que la vida del necio es peor que la muerte. El duelo por un muerto dura siete días, por el necio y el impío, todos los días de su vida. (Eclesiástico 22:11- 22:12)  -  1 / 80.

Con el insensato no multipliques las palabras, con el tonto no vayas de camino; guárdate de él para evitar el aburrimiento, y para que su contacto no te manche. Apártate de él y encontrarás descanso, y no te enervarán sus arrebatos. ¿Qué hay más pesado que el plomo? ¿qué nombre dar a esto sino «necio»? (Eclesiástico 22:13- 22:14)  -  2 / 80.

Arena, sal, o una bola de hierro son más fáciles de llevar que el hombre tonto. El maderamen bien trabado de una casa ni por un terremoto es dislocado; así un corazón firme por reflexión madura, llegado el momento no se achica. (Eclesiástico 22:15- 22:16)  -  3 / 80.

Corazón apoyado en reflexión prudente es como revoque de arena en pared raspada. Estacas plantadas en altura no resisten al viento; así el corazón del necio, falto de reflexión, ante un miedo cualquiera no resiste. (Eclesiástico 22:17- 22:18)  -  4 / 80.

Quien hiere el ojo hace correr las lágrimas, quien hiere el corazón descubre el sentimiento. Quien tira una piedra a un pájaro, lo ahuyenta, quien afrenta al amigo, rompe la amistad. (Eclesiástico 22:19- 22:20)  -  5 / 80.

Si has sacado la espada contra tu amigo, no desesperes, que aún puede volver; si contra tu amigo has abierto la boca, no te inquietes, que aún cabe reconciliación, salvo caso de ultraje, altanería, revelación de secreto, golpe traidor, que ante esto se marcha todo amigo. (Eclesiástico 22:21- 22:22)  -  6 / 80.

Gana la confianza de tu prójimo en la pobreza, para que, en su prosperidad, con él te satisfagas; en tiempo de tribulación permanece con él, para que cuando herede con él lo compartas. Antes del fuego sale vapor del horno y humo, así las injurias preceden a la sangre. (Eclesiástico 22:23- 22:24)  -  7 / 80.

No me avergonzaré yo de proteger a un amigo, de su presencia no me esconderé; y si por su causa me ocurre algún mal, todo el que lo oiga se guardará de él. (Eclesiástico 22:25- 22:26)  -  8 / 80.

¿Quién pondrá guardia a mi boca, y a mis labios sello de prudencia, para que no venga a caer por su culpa, y que mi lengua no me pierda?  Oh Señor, padre y dueño de mi vida, no me abandones al capricho de mis labios, no permitas que por ellos caiga. (Eclesiástico 22:27- 23:1)  -  9 / 80.

 ¿Quién aplicará el látigo a mis pensamientos, y a mi corazón la disciplina de la sabiduría, para que no se perdonen mis errores, ni pasen por alto mis pecados?  No sea que mis yerros aumenten, y que abunden mis pecados, que caiga yo ante mis adversarios, y de mí se ría mi enemigo. (Eclesiástico 23:2- 23:3)  -  10 / 80.

 Señor, padre y Dios de mi vida, no me des altanería de ojos, aparta de mí la pasión. (Eclesiástico 23:4- 23:5)  -  11 / 80.

 Que el apetito sensual y la lujuria no se apoderen de mí, no me entregues al deseo impúdico.  La instrucción de mi boca escuchad, hijos, el que la guarda no caerá en el lazo. (Eclesiástico 23:6- 23:7)  -  12 / 80.

 Por sus labios es atrapado el pecador, el maldiciente, el altanero, caen por ellos.  Al juramento no acostumbres tu boca, no te habitúes a nombrar al Santo. (Eclesiástico 23:8- 23:9)  -  13 / 80.

Porque, igual que un criado vigilado de continuo no quedará libre de golpes, así el que jura y toma el Nombre a todas horas no se verá limpio de pecado. Hombre muy jurador, lleno está de iniquidad, y no se apartará de su casa el látigo. Si se descuida, su pecado cae sobre él, si pasa por alto el juramento, doble es su pecado; y si jura en falso, no será justificado, que su casa se llenará de adversidades. (Eclesiástico 23:10- 23:11)  -  14 / 80.

Hay un lenguaje que equivale a la muerte, ¡que no se halle en la heredad de Jacob! Pues los piadosos rechazan todo esto, y en los pecados no se revuelcan. A la baja grosería no habitúes tu boca, porque hay en ella palabra de pecado. (Eclesiástico 23:12- 23:13)  -  15 / 80.

Acuérdate de tu padre y de tu madre, cuanto te sientes en medio de los grandes, no sea que te olvides ante ellos, como un necio te conduzcas, y llegues a desear no haber nacido y a maldecir el día de tu nacimiento. El hombre habituado a palabras ultrajantes no se corregirá en toda su existencia. (Eclesiástico 23:14- 23:15)  -  16 / 80.

Dos clases de gente multiplican los pecados, y la tercera atrae la ira: El alma ardiente como fuego encendido, no se apagará hasta consumirse; el hombre impúdico en su cuerpo carnal: no cejará hasta que el fuego le abrase; para el hombre impúdico todo pan es dulce, no descansará hasta haber muerto. (Eclesiástico 23:16- 23:17)  -  17 / 80.

El hombre que su propio lecho viola y que dice para sí: «¿Quién me ve?; la oscuridad me envuelve, las paredes me encubren, nadie me ve, ¿qué he de temer?; el Altísimo no se acordará de mis pecados», lo que teme son los ojos de los hombres; no sabe que los ojos del Señor son diez mil veces más brillantes que el sol, que observan todos los caminos de los hombres y penetran los rincones más ocultos. (Eclesiástico 23:18- 23:19)  -  18 / 80.

Antes de ser creadas, todas las cosas le eran conocidas, y todavía lo son después de acabadas. En las plazas de la ciudad será éste castigado, será apresado donde menos lo esperaba. (Eclesiástico 23:20- 23:21)  -  19 / 80.

Así también la mujer que ha sido infiel a su marido y le ha dado de otro un heredero. Primero, ha desobedecido a la ley del Altísimo, segundo, ha faltado a su marido, tercero, ha cometido adulterio y de otro hombre le ha dado hijos. (Eclesiástico 23:22- 23:23)  -  20 / 80.

Esta será llevada a la asamblea, y sobre sus hijos se hará investigación. Sus hijos no echarán raíces, sus ramas no darán frutos. (Eclesiástico 23:24- 23:25)  -  21 / 80.

Dejará un recuerdo que será maldito, y su oprobio no se borrará. Y reconocerán los que queden que nada vale más que el temor del Señor, nada más dulce que atender a los mandatos del Señor. (Eclesiástico 23:26- 23:27)  -  22 / 80.

 La sabiduría hace su propio elogio, en medio de su pueblo, se gloría.  En la asamblea del Altísimo abre su boca, delante de su poder se gloría. (Eclesiástico 24:1- 24:2)  -  23 / 80.

 «Yo salí de la boca del Altísimo, y cubrí como niebla la tierra.  Yo levanté mi tienda en las alturas, y mi trono era una columna de nube. (Eclesiástico 24:3- 24:4)  -  24 / 80.

 Sola recorrí la redondez del cielo, y por la hondura de los abismos paseé.  Las ondas del mar, la tierra entera, todo pueblo y nación era mi dominio. (Eclesiástico 24:5- 24:6)  -  25 / 80.

 Entre todas estas cosas buscaba reposo, una heredad en que instalarme.  Entonces me dio orden el creador del universo, el que me creó dio reposo a mi tienda, y me dijo: \"Pon tu tienda en Jacob, entra en la heredad de Israel.\" (Eclesiástico 24:7- 24:8)  -  26 / 80.

 Antes de los siglos, desde el principio, me creó, y por los siglos subsistiré. En la Tienda Santa, en su presencia, he ejercido el ministerio, así en Sión me he afirmado, (Eclesiástico 24:9- 24:10)  -  27 / 80.

en la ciudad amada me ha hecho él reposar , y en Jerusalén se halla mi poder. He arraigado en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad. (Eclesiástico 24:11- 24:12)  -  28 / 80.

Como cedro me he elevado en el Líbano, como ciprés en el monte del Hermón. Como palmera me he elevado en Engadí, como plantel de rosas en Jericó, como gallardo olivo en la llanura, como plátano me he elevado. (Eclesiástico 24:13- 24:14)  -  29 / 80.

Cual cinamomo y aspálato aromático he dado fragancia, cual mirra exquisita he dado buen olor, como gálbano y ónice y estacte, como nube de incienso en la Tienda. Cual terebinto he alargado mis ramas, y mis ramas son ramas de gloria y de gracia. (Eclesiástico 24:15- 24:16)  -  30 / 80.

Como la vid he hecho germinar la gracia, y mis flores son frutos de gloria y riqueza. [Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Yo, que permanezco para siempre, soy dada a todos mis hijos, a los que han sido elegidos por Dios.] (Eclesiástico 24:17- 24:18)  -  31 / 80.

Venid a mí los que me deseáis, y hartaos de mis productos. Que mi recuerdo es más dulce que la miel, mi heredad más dulce que panal de miel. (Eclesiástico 24:19- 24:20)  -  32 / 80.

Los que me comen quedan aún con hambre de mí, los que me beben sienten todavía sed. Quien me obedece a mí, no queda avergonzado, los que en mí se ejercitan, no llegan a pecar.» (Eclesiástico 24:21- 24:22)  -  33 / 80.

Todo esto es el libro de la alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob; No dejen de buscar su fuerza en el Señor; permanezcan unidos a él, para que él los fortalezca. El Señor todopoderoso es el único Dios y, fuera de él, no hay otro salvador. Dios prometió a su siervo David que habría de nacer de él, el Rey Fortísimo, que se sentaría sobre un Trono de Gloria para siempre (Eclesiástico 24:23- 24:24)  -  34 / 80.

que rebosa de sabiduría como el Pisón, como el Tigris en días de frutos nuevos; la que desborda inteligencia como el Eufrates, como el Jordán en días de cosecha; (Eclesiástico 24:25- 24:26)  -  35 / 80.

la que rebosa doctrina como el Nilo, como el Guijón en días de vendimia. El primero no ha acabado aún de conocerla, como tampoco el último la ha descubierto aún. (Eclesiástico 24:27- 24:28)  -  36 / 80.

Porque es más vasto que el mar su pensamiento, y su consejo más que el gran abismo. Y yo, como canal derivado de un río, como caz que al paraíso sale, (Eclesiástico 24:29- 24:30)  -  37 / 80.

y dije: «Voy a regar mi huerto, a empapar mi tablar.» Y que aquí que mi canal se ha convertido en río, y mi río se ha hecho un mar. Aún haré lucir como la aurora la instrucción, lo más lejos posible la daré a conocer. (Eclesiástico 24:31- 24:32)  -  38 / 80.

Aún derramaré la enseñanza como profecía, la dejaré por generaciones de siglos. Ved que no sólo para mí me he fatigado, sino para todos aquellos que la buscan. (Eclesiástico 24:33- 24:34)  -  39 / 80.

Con tres cosas me adorno y me presento embellecida delante del Señor y de los hombres: la concordia entre hermanos, la amistad entre vecinos y una mujer y un marido que se llevan bien. Pero hay tres clases de gente que aborrezco y que me irritan por su manera de vivir: un pobre soberbio, un rico mentiroso y un viejo adúltero que ha perdido el juicio. (Eclesiástico 25:1- 25:2)  -  40 / 80.

Si no has ahorrado en la juventud, ¿cómo vas a encontrar algo en tu vejez? ¡Qué bello adorno para las canas es saber juzgar y para los ancianos, ser hombres de consejo! (Eclesiástico 25:3- 25:4)  -  41 / 80.

¡Qué hermosa es la sabiduría de los ancianos, la reflexión y el consejo en la gente respetable! Corona de los ancianos es una rica experiencia, y su orgullo, el temor del Señor. (Eclesiástico 25:5- 25:6)  -  42 / 80.

Hay nueve cosas imaginables, que considero felices, y la décima, también las voy a mencionar: un hombre que está contento de sus hijos y uno que ve en vida la caída de sus enemigos. ¡Feliz el que vive con una esposa inteligente, el que no ha incurrido en falta con su lengua y el que no ha servido a un patrón indigno de él! (Eclesiástico 25:7- 25:8)  -  43 / 80.

¡Feliz el que ha encontrado la prudencia y el que la expone ante un auditorio atento! ¡Qué grande es aquel que encontró la sabiduría! Pero nadie aventaja al que teme al Señor: (Eclesiástico 25:9- 25:10)  -  44 / 80.

el temor del Señor supera a todos lo demás, y el que lo posee ¿a quién se puede comparar? El temor del Señor es el comienzo de su amor, y es por la fe que uno empieza a unirse a él. (Eclesiástico 25:11- 25:12)  -  45 / 80.

¡Cualquier herida, menos la del corazón! ¡Cualquier maldad, menos la de una mujer! ¡Cualquier desgracia, menos la causada por el odio! ¡Cualquier venganza, menos la de un enemigo! (Eclesiástico 25:13- 25:14)  -  46 / 80.

No hay peor veneno que el de la serpiente, ni peor furia que la de la muJeremías Preferiría habitar con un león o un dragón antes que vivir con una mala muJeremías (Eclesiástico 25:15- 25:16)  -  47 / 80.

La maldad de una mujer desfigura su semblante y vuelve su rostro huraño como un oso. Su marido se va a sentar en medio de sus vecinos y no puede reprimir sus amargos gemidos. (Eclesiástico 25:17- 25:18)  -  48 / 80.

Toda maldad es pequeña comparada con la de la mujer: ¡que caiga sobre ella la suerte del pecador! Cuesta arenosa para los pies de un anciano es la mujer charlatana para un esposo apacible. (Eclesiástico 25:19- 25:20)  -  49 / 80.

No te dejes cautivar por los encantos de una mujer ni te apasiones por ella. Estallido de enojo, infamia y una gran vergüenza esperan al hombre que es mantenido por su muJeremías (Eclesiástico 25:21- 25:22)  -  50 / 80.

Corazón abatido, rostro sombrío y pena del alma es una mala muJeremías Manos inertes y rodillas paralizadas es la mujer que no hace feliz al marido. Por una mujer tuvo comienzo el pecado, y a causa de ella, todos morimos. (Eclesiástico 25:23- 25:24)  -  51 / 80.

No dejes correr el agua ni des libertad a una mala muJeremías Si no camina como tú le indicas, arráncala de tu propia carne. (Eclesiástico 25:25- 25:26)  -  52 / 80.

 Feliz el marido de mujer buena, el número de sus días se duplicará.  Mujer varonil da contento a su marido, que acaba en paz la suma de sus años. (Eclesiástico 26:1- 26:2)  -  53 / 80.

 Mujer buena es buena herencia, asignada a los que temen al Señor:  sea rico o pobre, su corazón es feliz, en todo tiempo alegre su semblante. (Eclesiástico 26:3- 26:4)  -  54 / 80.

 Tres cosas hay que teme mi corazón, y una cuarta me espanta: desunión de ciudad, motín de plebe, y falsa acusación: todo ello más penoso que la muerte;  pero dolor de corazón y duelo es una mujer celosa de otra, látigo de lengua que con todos se enzarza. (Eclesiástico 26:5- 26:6)  -  55 / 80.

 Yugo mal sujeto es la mujer mala, tratar de dominarla es como agarrar un escorpión.  Blanco de gran ira es la mujer bebedora, no podrá ocultar su ignominia. (Eclesiástico 26:7- 26:8)  -  56 / 80.

 La lujuria de la mujer se ve en la procacidad de sus ojos, en sus párpados se reconoce. Sobre hija desenvuelta refuerza la guardia, no sea que, si ve descuido, se aproveche. (Eclesiástico 26:9- 26:10)  -  57 / 80.

Guárdate de ir tras ojos descarados, no te extrañes si te llevan al mal. Cual caminante sediento abre ella la boca, y de toda agua que se topa bebe; ante toda clavija de tienda, impúdica, se sienta, y a toda flecha abre su aljaba. (Eclesiástico 26:11- 26:12)  -  58 / 80.

La gracia de la mujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos. Un don del Señor la mujer silenciosa, no tiene precio la bien educada. (Eclesiástico 26:13- 26:14)  -  59 / 80.

Gracia de gracias la mujer pudorosa, no hay medida para pesar a la dueña de sí misma. Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en una casa en orden. (Eclesiástico 26:15- 26:16)  -  60 / 80.

Lámpara que brilla en sagrado candelero es la hermosura de un rostro sobre un cuerpo esbelto. Columnas de oro sobre basas de plata, las bellas pierras sobre talones firmes. (Eclesiástico 26:17- 26:18)  -  61 / 80.

Dos cosas entristecen mi corazón y la tercera me produce mal humor: el guerrero que desfallece de indigencia, los inteligentes cuando son menospreciados, y el que de la justicia al pecado reincide: el Señor le destina a la espada. Difícilmente se libra de falta el negociante, el comerciante no quedará limpio de pecado. (Eclesiástico 26:19- 26:20)  -  62 / 80.

 Por amor a la ganancia han pecado muchos, el que trata de enriquecerse desvía la mirada.  Entre dos piedras juntas se planta una estaca, y entre venta y compra se introduce el pecado. (Eclesiástico 27:1- 27:2)  -  63 / 80.

 Quien no se aferra enseguida al temor del Señor, pronto verá derruida su casa.  Cuando la criba se sacude, quedan los desechos; así en su reflexión se ven las vilezas del hombre. (Eclesiástico 27:3- 27:4)  -  64 / 80.

 El horno prueba las vasijas de alfarero, la prueba del hombre está en su razonamiento.  El fruto manifiesta el cultivo del árbol; así la palabra, el del pensamiento del corazón humano. (Eclesiástico 27:5- 27:6)  -  65 / 80.

 Antes que se pronuncie no elogies a nadie, que esa es la prueba de los hombres.  Si persigues la justicia, la alcanzarás, y la revestirás como túnica de gloria. (Eclesiástico 27:7- 27:8)  -  66 / 80.

 Los pájaros van a posarse donde sus semejantes, la verdad vuelve a quienes la practican. El león acecha a su presa, así el pecado a los que practican la injusticia. (Eclesiástico 27:9- 27:10)  -  67 / 80.

La conversación del piadoso es siempre sabiduría, mas el insensato cambia como la luna. En medio de imbéciles aguarda tu momento, entre los que piensan demórate. (Eclesiástico 27:11- 27:12)  -  68 / 80.

La conversación de los necios es algo irritante, su risa estalla en la molicie del pecado. El hablar del jurador eriza los cabellos, ante sus disputas se tapan los oídos. (Eclesiástico 27:13- 27:14)  -  69 / 80.

Disputa de orgullosos trae efusión de sangre, sus injurias son penosas de oír. Quien revela los secretos, pierde el crédito, no encontrará jamás amigo íntimo. (Eclesiástico 27:15- 27:16)  -  70 / 80.

Ama a tu amigo y confíate a él, mas si revelas sus secretos, deja de ir tras él; porque como el que mata elimina a su víctima, así has destruido la amistad de tu compañero. (Eclesiástico 27:17- 27:18)  -  71 / 80.

Como a pájaro que soltaste de tu mano, así has perdido a tu compañero y no lo recobrarás. No vayas en su busca, porque se fue lejos, huyó como gacela de la red. (Eclesiástico 27:19- 27:20)  -  72 / 80.

Que la herida puede ser vendada, y para la injuria hay reconciliación, pero el que reveló el secreto, perdió toda esperanza. Quien guiña el ojo, anda urdiendo el mal, nadie podrá apartarle de él. (Eclesiástico 27:21- 27:22)  -  73 / 80.

Ante tus ojos pone dulce su boca, y por tus palabras muestra admiración; mas después cambia de lenguaje, y con tus palabras anda dando escándalo. Muchas cosas detesto, mas nada como a éste, y también el Señor le detesta. (Eclesiástico 27:23- 27:24)  -  74 / 80.

Quien tira una piedra al aire, sobre su propia cabeza la tira, el golpe a traición devuelve heridas. Quien cava una fosa, caerá en ella, quien tiende una red, en ella quedará preso. (Eclesiástico 27:25- 27:26)  -  75 / 80.

Quien hace el mal, lo verá caer sobre sí sin saber de dónde le viene. Escarnio y ultraje son cosa de orgulloso, mas la venganza como león le acecha. (Eclesiástico 27:27- 27:28)  -  76 / 80.

Caerán en la red los que se alegran de la caída de los piadosos, el dolor los consumirá antes de su muerte. Rencor e ira son también abominables, esa es la propiedad del pecador. (Eclesiástico 27:29- 27:30)  -  77 / 80.

 El que se venga, sufrirá venganza del Señor, que cuenta exacta llevará de sus pecados.  Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados. (Eclesiástico 28:1- 28:2)  -  78 / 80.

 Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación?  De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón por sus propios pecados! (Eclesiástico 28:3- 28:4)  -  79 / 80.

 El, que sólo es carne, guarda rencor, ¿quién obtendrá el perdón de sus pecados?  Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar, recuerda la corrupción y la muerte, y sé fiel a los mandamientos. (Eclesiástico 28:5- 28:6)  -  80 / 80.

 

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